Prototipos para navegar T4-4: Arte, curaduría y escritura: textualidades para la conservación de lo vivo

En este episodio conversamos con la curadora Camila Marambio, cuyo accionar atraviesa disciplinas y prácticas como las humanidades ambientales, la conservación decolonial de la naturaleza, el arte contemporáneo, la escritura y la performatividad. Este año fue la curadora de la escuela de verano Materia Abierta, un proyecto en que la Cátedra Max Aub colabora desde sus inicios. Camila ha desarrollado una práctica que está basada en la colaboración como una postura radical, a través de la cual se esfuerza por apoyar a los medios de subsistencia de comunidades locales, como el agua y las tierras por las que deambulan, aprenden y juegan. Nos contará sobre sus proyectos actuales como la co-escritura de un libro sobre ecologías del cáncer, la promoción de la protección de las turberas mediante la puesta en escena de un acuerdo mundial, y la práctica del movimiento delicioso.

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  • Anfitriones: Tania Aedo
  • Temporada: 4
  • Episodio: 4
  • Duración: 52:30
  • Etiquetas: #ContingenciasTextuales, #MaxAub, #CátedraMaxAub, #futuro, #MateriaAbierta, #CamilaMarambio

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Transcripción del podcast de la Cátedra Max Aub 

Podcast Prototipos Para Navegar 

 

Temporada IV. Contingencias Textuales 

   

Capítulo 4. Arte, curaduría y escritura: textualidades para la conservación de lo vivo Camila Marambio en conversación con Tania Aedo 

 

Anfitriona: Tania Aedo 

Participante:  Camila Marambio 

 

Rúbrica: 

Cultura UNAM, presenta 

Qué sucede en los márgenes de las textualidades literarias, en donde se renuncia a ellas y a través del experimento, la escritura deviene intermedial. O en el sentido inverso, cuando la experimentación en otras disciplinas conlleva a la emergencia de textualidades aledañas a lo literario.  

Escrituras en código, juegos textuales, escrituras potenciales, especulativas, textos encriptados, cripto variaciones, el juego como recurso en la creación, vínculos entre la ciencia, la escritura y la ficción, entre las diversas textualidades y la danza, el sonido. En esta nueva etapa tomaremos inspiración de las obras experimentales de Max Aub que emergieron a partir de procesos de escritura intermediales y materialidades lúdicas, así como en la interdisciplinariedad de la práctica de este agente cultural clave en la cultura del siglo XX.  

Contingencias textuales. Un podcast de la Cátedra Extraordinaria Max Aub. 

 

[Habla Camila Marambio]: Me re introdujo el gozo, la posibilidad de confiar, el pensar en que puede haber relaciones que no están basadas en sistemas extractivos del capital cultural que uno tiene, cualquiera que sea, por muy variado y complejo que sea, que se está mirando sinceramente, que se está buscando trabajar en las capilaridades y no para servir en unas hegemonías en el mundo del arte. 

[Habla Tania Aedo]: Me encanta, me encanta que haya sido Materia Abierta el proyecto que te haya traído a México y que te sientas así, por que justo es mucho lo que sentimos desde la Cátedra Max Aub, el participar, un poco de este proyecto tan bello. Me da mucho gusto darte la bienvenida Camila Marambio. 

 

Camila va a conversar con nosotros y estoy muy muy feliz de poder hacerlo. Ella es una curadora cuyo accionar atraviesa disciplinas y prácticas como las humanidades ambientales, la conservación decolonial de la naturaleza, el arte contemporáneo, la escritura y la performatividad. Ha desarrollado una práctica que está basada en la colaboración como una postura radical, a través de la cual se esfuerza por apoyar a los medios de subsistencia de comunidades locales; como el agua y las tierras por las que deambulan, aprenden y juegan. Entre los proyectos actuales figuran la co-escritura de un libro sobre ecologías del cáncer, la promoción de la protección de las turberas mediante la puesta en escena de un acuerdo mundial, del que nos platicará, y la práctica del Movimiento Delicioso, que también nos contará acerca de esto. 

Está ahora en México porque acaba de terminar la quinta edición de la escuela de verano de Materia Abierta, de la cual ella ha sido curadora y también hablaremos en un momento. En 2010 fundó Ensayos en colaboración con la Wildlife Conservation Society de Chile. Ensayos es una práctica de investigación colectiva, que reúne artistas, científicos y activistas para conceptualizar proyectos a largo plazo basados en procesos y centrados en el trabajo de conservación ecocultural en Tierra de Fuego y otros archipiélagos.  

 

Hasta hoy en día Ensayos ha dado lugar a una fragancia, una publicación periódica, una performance experimental, un podcast, una serie web y próximamente un largometraje de etnoficción. Camila define su práctica que está enredada en ensayos como investigación artística nómada, no está atada a un medio o a una disciplina, sino es impulsada por preocupaciones ecológicas que dirigen sus metodologías y conducen a resultados inesperados ya que el objetivo de su práctica es contribuir a la creación de comunidades biodiversas.  

 

Desde 2011 experimenta con performance y ha creado piezas en solitario y en colaboración, que tratan principalmente sobre la salud humana y no-humana. "What's He Building In There?", dirigida por Manuela Infante, se desarrolló durante una residencia en The Watermill Center en Nueva York, después siguió “So.La”, una pieza de danza que se estrenó en el Nada Local de Viena. Después viajó a Gertrude Contemporary en Melbourne, al CAGE en Nueva York y por último al Museo Solidaridad Salvador Allende en Santiago de Chile.  

 

Making Time: A Meth(odology) Lab” es otro performance que hizo con Amhara Raheem, que nació de una invitación del dúo artístico sueco Golden+Senneby, para formar parte de su retrospectiva bootleg en el Instituto de Arte Moderno de Brisbane en Australia y más recientemente Transit in the House of Cancer con Ariel Bustamante, que fue un encargo de Catalina Insignares para El Caldo del Theaterhaus Gessnerallee en Zúrich. Como académica ha obtenido el doctorado en práctica curatorial en la Universidad de Monash en Australia, un Master de Experimentos en Arte y Política en Science Po, un Master en arte moderno, Estudios críticos por la Universidad de Columbia y fue becaria postdoctoral en el Instituto Real de Arte de Estocolmo, como parte de The Seedbox: An Environmental Humanities Collaboratory; fue curadora invitada del proyecto de investigación ampliado del Instituto de Investigación Patricia Phelps de Cisneros para el “Estudio del arte en América Latina” en el MoMA y concibió la cumbre del Aconcagua. Tiene muchos escritos, vamos a hablar también de eso, que han sido publicados en Australian Feminist Studies, Discipline, The River Rail, Art+Australia, & Kerb Journaly es co-autora de Slow Down Fast, A toda Raja, junto con Cecilia Vicuña y Cancer Ecologist: A Queer Femme Proposition.  

 

Bueno pues, es un gusto enorme, Camila, estar aquí platicando contigo y te quería proponer que a manera de constelación visitamos algunos de los amplísimos aspectos de tu práctica y el lugar que juegan en esta puesta, en este objetivo de contribuir a crear comunidades biodiversas y me gustaría preguntarte por esta idea del arte como método de conservación, algo que entreteje tu práctica y por el rol de la escritura en esto. ¿Cuál es el rol de la escritura en tu práctica, amplísima variedad de prácticas?

[Camila]: Me haces esta pregunta y frente a mis ojos tengo mucho papel impreso, tengo en mi celular un texto abierto para leer y pues sí, yo tengo una relación amorosa con la escritura. Y como toda relación amorosa hay momentos de conflicto, hay momentos en el que la lengua y la mano están unidas y te ayudan a entender lo que siente el corazón, lo que debate la cabeza y lo que es el entorno en el que estás inmersa. Entonces, principalmente la escritura para mi es una forma en la que yo uso este aparato, esta tecnología de cuerpo para dar cuenta de las interdependencias que me enamoran del mundo, que me enamoran de aquello bonito y feo que sucede alrededor. 

 

Entonces la escritura primero es un espacio espontáneo, improvisado, hago mucha escritura de campo, en la que me ayuda a estar ahí atendiendo a la escucha, al silencio, a la temperatura, el estar escribiendo, el tener el lápiz y el papel. De hecho, tengo muchos cuadernitos que son impermeables, porque claro, estás ahí en medio de una turbera en la Tierra de Fuego es una crueldad que se moje ese cuadernito. Pocas veces vuelvo a esos textos, no es que luego esa sea la materia de un texto ya más elaborado en el que he de deshacer largo largo tiempo, estoy tratando de buscar mientras digo largo largo una fecha de inicio, pero no la encuentro, es que colaboró en la escritura. Me gusta mucho invitar a otras personas a dialogar a través del texto, ya sea como entrevista, diálogo, o a través de la co-edición o yo te provoco con una poesía y tú me contestas. De hecho, mi tesis doctoral fue epistolar, fue una serie de cartas, algunas de ellas fueron contestadas, algunas imposible porque estaban dirigidas a seres o entidades que no escriben o que ya no están vivxs.  

 

Incluso en esos espacios donde yo me dirijo a alguien siento que es un texto colaborativo porque siempre tengo que tener en mi escritura muy claro a quién me estoy dirigiendo. Entonces, en esos cuadernos en los atendiendo el entorno mi escritura es una especie de oda a eso que me atraviesa, el viento, a esa turbera sobre la cual estoy posada, a las criaturas que se aparecen, a las ausencias, que no están y pues sí, estos textos que tengo aquí enfrente, uno se llama “Encender y Apagar la luz. Reflexiones sobre el encuentro de arte y ciencias para el conocimiento y cuidado de la biodiversidad”.  

 

A mí los subtítulos nunca me han gustado y son siempre mis colaboradoras las que me dicen que tenemos que dar un contexto un poco más preciso, hay que situar al lector. A mí me gusta llamar un texto “Empantaná” y ya. Pero luego sobre todo cuando van a ser textos que van a tener esto del peer review, que le llaman, que son publicaciones académicas sí, cierto, luego viene el resumen entonces “Empantaná”. Es una historia con Carla Macchiavello Cornejo, que es una historiadora de arte, con la que me pasé años conversando, dialogando, incluso colaborando, más ella no quería que nos mezcláramos en la escritura. Y eso ya se rompió, el hielo. Y en este texto, el resumen es que es un ensayo juego que propone a quien lee elegir su propia aventura. Es una hiper ficción que presenta distintos trayectos por algunas de las capas espacio temporales de ensayos. Una práctica como describiste de investigación, que es desde el año 2001, trabaja la reflexión y toma de decisiones en torno a asuntos relacionados a la ecología política de Tierra de Fuego y otros archipiélagos. Este texto que tiene un enfoque en las aguas, en la protección de las turberas y en la creación de un currículo costero, es justamente, un ensayo juego que invita a sentipensar como descomponer-se en tiempos de crisis.  

 

Entonces, la escritura para mí es un ensayo de liberación, de juego, de perderse, yo no busco siempre encontrarme en la escritura, a veces me pierdo más en ella y deshago sentido de cosas que me han hecho sentir en otros momentos. Sí, esa es una versión de una respuesta. 

 

[Tania]: Me encanta, para empezar dos relaciones muy interesantes con el nombre de la Cátedra Max Aub que una de las obras que también inspira, digamos, la vocación de la cátedra es justamente una novela epistolar que además está dividida en naipes y en donde el sujeto de quien se habla es el único que nunca habla. Pero también en esta idea del ensayo como experimento y la reacción que tiene tu escritura con el proyecto puesto en situación, en espacio, como es Ensayo. Que Ensayo suena a género literario pero también es algo que tú estás haciendo a través del trabajo de campo, a través de reunir gente y a través de llevar a cabo esta idea de arte, quizá, como medio de conservación y utilizar los recursos como bien platicaste en algunas charlas acerca del proyecto que hiciste para la Bienal de Venecia como el pabellón chileno, para la Bienal Venecia, Turba Tol Hol-Hol Tol, como suponer o poner en situación una pregunta y utilizar este contexto, mundo, escena del arte contemporáneo más como un vehículo para llevar una pregunta, una demanda y hacer cosas, incluso firmar acuerdos, convenios, tratar de llevarlo a un nivel legal, político más allá de lo que usualmente hace el arte. 

 

[Camila]: Sí, con Bárbara Saavedra que es con quien escribí este texto que es Encender y apagar la luz, que es una bióloga, ecóloga, directora del Wildlife Conservation Society de Chile, describimos las intenciones de Tol Hol-Hol Tol justamente como ser un dispositivo de conservación que fue una apuesta en expandir los dispositivos que existen en conservación. Ella que vive en ese mundo está siempre buscando cómo ampliar quienes se responsabilizan por las labores de conservación de la biodiversidad y ese borde permeable que el arte ofrece que es algo que nos parecía, que era necesario para enfrentar un problema que teníamos, tenemos, hasta cierta media todavía en Chile, que era este ecosistema de turbera, humedal, no era conocido. Incluso para aquellas personas que vivían en su proximidad y más aún a quienes viven a dos mil kilómetros, porque Chile es un país muy largo, porque aquí como en México, el desierto del norte dista tanto a quienes viven en el Caribe, el tropical.  

 

Entonces ¿Cómo haces que a través de la distancia te importe? ¿Cómo te sientes implicadx en un ecosistema que no conoces con la piel, pero sí tiene un impacto sobre tu buen vivir? Porque tiene una función metabólica de la función del clima, por qué está haciendo captura de carbono.  

 

No es algo ajeno a tu propia composición y constitución biológica y fue mirando ese problema a nivel nacional, que de pronto, la idea de representar la idea de Chile en Venecia se hizo atractiva. No era algo que me hubiera aparecido sin ese pretexto o contexto, como todo ese saber ya situado a través de la Tierra del Fuego a través de mucha investigación científica por un lado, luego encarnada en más ensayística, sensual, podía crear un vehículo pasando por el centro de Chile, los ministerios de cultura, del medio ambiente y la proyección de una imagen a Venecia, catalizar algunas conversaciones y ojalar llevar el descubrimiento de cómo organizarnos en Chile y en el extranjero en torno al cuidado a este ecosistema.  

 

Y hubo grandes desilusiones de parte de lo que es representar a un país en la bienal y como lo que el país realmente quiere con eso. Y lo que quiere en sí es insertarse en el mundo del arte, no en las problemáticas que los artistas están llevando a esos escenarios, entonces fue muy poca la incidencia que tuvo el proyecto en el país y esa frustración que apareció casi inmediatamente tras la inauguración de Venecia, nos llevó a Bárbara, a mí y a otra de las científicas a pensar en que no podíamos perder la oportunidad de estar de todas maneras en un lugar que convoca a una especie de espacio, de diálogo global como es Venecia y lo ha hecho, mucho antes de que existiera la Bienal, era un espacio de confluencia, de cultura, de intercambio, a decir, “Bueno, esto lo tenemos que hacer más allá de los estados nación, más allá de los acuerdos de las Naciones Unidas. ¿Qué tipo de acuerdos requiere el cuidado de las turberas para aquellas personas que estamos,  incluso, mirábamos los diez mandamientos? ¿Qué clase de acuerdos existen en la historia de la humanidad y más recientemente en torno al medio ambiente, la crisis climática? ¿Cómo se estructuran esos acuerdos literariamente? Nos dimos cuenta que, claro, algunos son más legales y que la poesía estaba ausente en muchos y que nosotros queríamos crear un acuerdo que se abriera con poesía y que luego llegara a declaraciones y demandas.  

 

Y eso nos ayudó a convocar a personas que, si no, no nos habríamos visto muy muy distintas porque nuestras turberas son distintas, nuestros climas políticos, nuestras economías. Ese lenguaje de la poesía que no reduce, sino que distiende, delata, suspende lo indexical, nos sirvió para que cupiéramos muchxs ahí, en un espacio muy corto, porque lo hicimos en dos días, el Acuerdo de Venecia.  

 

Cuarenta y cinco personas representando a sus comunidades y había diecisiete idiomas y de pronto había un poesía y todxs de “sí, así es”. Con discusión sobre algunas palabras específicas, en algún momento usamos la palabra “bomba” para describir el poder que tiene una turbera, de capturar el carbono, pero si es que eso se quema hay mucha probabilidad de destrucción. Desde Lituania, desde el Congo, compañerxs dijeron, “yo no puedo firmar un acuerdo en el que la palabra ‘bomba’ aparezca también con un lado positivo, como una captura de poder”. Pues sí, rápidamente un diálogo, un consenso, no consenso, puedo decir un acuerdo, entonces pensando en esto que dices tú, el texto, el ensayo, el ir probando cosas en el texto pero que tienen arraigos en trabajo, en trabajo de campo complejo, entre disciplinas, es una pasión. 

 

[Tania]: Me encanta que creo que esta desilusión de la que hablas se vuelva una desilusión gozosa y productiva finalmente, porque creo que al final hay todo el tiempo esa tensión en el arte contemporáneo, en las prácticas contemporáneas del ímpetu desde el lugar del arte de querer transformar al mundo y del otro lado encontramos todo el tiempo con la misma cosa, como el mercado y la versión digamos más capitalista e industrial del arte, que es una enorme industria donde se mueve muchísimo dinero, pero como esa tensión donde siempre están los artistas hay de pronto mucho apoyo para un proyecto pero si el proyecto es demasiado crítico con una cuestión que es sensible para quien está apoyando, pero es una tensión que al final y una desilusión que se vuelve productiva y que genera cosas… Quizá como bien dices no tiene un impacto tremendo en el espacio o en el país, de pronto, como nos cuentas que sucedió con Chile, pero sí lo tiene en términos de seguir alimentando, nutriendo una conversación que es importantísima, esta generación de acuerdos que son más allá de los estados nación.  

 

Me recuerda también a este acuerdo que firmaron antes de morir Bernard Stiegler y la Serpentine Gallery con un montón de otros artistas que también tiene fines como de una bifurcación reversa. En fin, en el arte hay, sobre todo en este tiempo, en tiempos donde no es posible mirar hacia otro lado la gran devastación que estamos viendo y por otro lado la aparición y reaparición de mundos. Algo que me gustó muchísimo de este proyecto fue como cuentas del proyecto Turba Tol, como cuentas acerca de este mundo de los Selknam que se había dado por desaparecido, en alguna instancia académica política se le dio por muerto y de pronto mundos que empiezan a renacer y esto nos llena como de motivación, de una empatía que creo está muy latente en los proyectos actuales del arte, que es como este mundo que estamos viendo ante nosotros desaparecer.  

 

Esta experiencia de mundo desapareciendo es una experiencia que otros mundos han tenido ya y mundos como éste, los Selknam, que su corazón, como el título del proyecto, está en la turba. Como eso nos trae a discursos como toda esa idea del compostaje como escritura, el arte como compostaje y un poco la composta como este lugar oscuro como putrefacción de donde surge la vida, algo que no habíamos aceptado, no habíamos entendido. Y me gustaría ir un poco hacia dos lugares, tu lugar como académica, las palabras que van y vienen.  

 

Antes de empezar a platicar y empezar a grabar esta conversación hablabas de la palabra decolonial y como las palabras que van y vienen, que usas y que tienen repercusión en estos dos mundos. Cómo es que de pronto en la academia, en el mundo que es heredero de una visión digamos moderna occidental, visitando otros mundos. Y cómo tú en la curaduría, que esa es otra práctica muy importante en tu trabajo, más allá de la organización de exposiciones, el diseño de exposiciones, la selección de cuadros, la curaduría como una práctica muy profunda que ayuda a traducir entre mundos y cuáles son los términos, las palabras, con los que ahora te relacionas con estos mundos y con este modo de traducción que parece ser la curaduría. 

 

[Camila]: Sí, la traducción. Voy a abordar tu pregunta de dos maneras, una es a través de la descomposición y la composición. Pues precisamente tengo frente a mi este texto “+ 

“Empantaná” y el pantano es por excelencia el compostaje, es el lugar en donde algo se está fermentando, está medio putrefacto y es también el origen de la vida; es desde esa alberca de materia que se va reuniendo en el que empiezan a evolucionar y aparecer especies, como lo dice Lynn Margulis. Y en este ensayo juego, como mencioné antes, cada decisión que tomas se bifurca en dos o más direcciones y se enrosca como espiral por recorridos espaciotemporales que ahondan en historias y yo creo que ese es el camino serpenteante de estos términos que van y aparecen y que algunos operan y otros luego encasillan y hay que volver a salir de ellos. En un momento Bárbara Saavedra me dijo, "Camila tú tienes que…” en inglés se dice coin award…Acuñar”. 

 

[Camila]: Si tú acuñas un concepto eso es lo que te va a dar el mérito, el prestigio, el reconocimiento que necesitamos. ¿Cuál puede ser? Y Bárbara está siempre buscando que lleguemos ahí.  

 

A veces yo traigo una palabra que escucho de alguno de los contextos de las humanidades ambientales, que son desde dónde encuentro mucha inspiración, en colegas por ahí, pensando en Anna Tsing o en Karen Barad, como uno o dos de ese grupo o después también de todas las filósofas aborígenes, indígenas, que me animan y me inspiran.  

 

Claro, cada vez que aparece un término nuevo en su contexto Bárbara dice ¿Esto es tuyo? Y yo, pues no. Yo soy un animal traductor y eso que es algo que desarrollo a profundidad en la tesis doctoral cuando empiezo a ver el rol que jugaron las traductoras en la etnografía de la Tierra del Fuego y cómo su rol fue desaparecido por las y los etnógrafos que escribieron las la historia de la extinción.  

 

Fue leyendo entre líneas que dije a ver espera, pero Anne Chapman no hablaba selk'nam, entonces cómo se estaba comunicando con Lola Kiepja. Pues había traductora, esa traductora hablaba la lengua y si hablaba la lengua era selk'nam también, pero tal vez era mestiza. Y claro, después sí la encuentras por ahí pero su figura está subyugada a la etnógrafa y al sujeto de estudio.  

A mí siempre la curaturia y la curandería y el curar me han parecido artes, artes de una delicadeza y de una sutileza que puede tender, y muchas veces aspira a hacerse invisible, para dejar que otras cosas tomen un primer plano, pero cómo se produce esa invisibilidad es muy compleja, ese es el arte. En ese trabajo de lectura en estos textos etnográficos y gracias a muchas personas que habían decolonizado su propia historias como mujeres indígenas en Australia es que empecé a entender la alianza con la traducción y como muchas veces las traductoras estaban favoreciendo a quienes estaban siendo estudiadas. Eso me cambió bastante la mirada y empecé a mirar este trabajo de traducción como un trabajo hermanable con la curaduría, y pensando en la descomposición y composición. Como que hay momentos en los que hay una necesidad de componer el conocimiento y sintetizarlo y ser muy estructural y otros en los que hay que descomponerlos.  

 

Entonces pienso hacerte una propuesta. ¿Cómo se ensaya la muerte?, que es algo con lo que vengo trabajando hace un tiempo. Aquí en este texto se vislumbra por lo menos dos maneras de hacerlo: composición o descomposición. ¿Cuál eliges? 

 

[Tania]: Composición.

[Camila]: “Composición”, vamos. Badeas, emergiendo del pantano y buscas con ansias unas luces que te guíen en la oscuridad mientras te acercas a las voces, te pones a pensar en el camino recorrido, en qué significa ensayar. Asumir lo inacabado y precario del intento. Abrirse a la incertidumbre, salirse de las rutas establecidas. Ahora está oscuro, ardientemente húmedo y te pierdes, pero encuentras un respiro en estas palabras de Hellen. A mi parecer, la metodología de ensayos es una que se nutre de los desvíos de ser guiado, movido, dirigido, reorientado, descentrado, en vez de viajar presumido como una flecha de la A hasta la B. Parafrasear a Ursula Le Guin en su teoría de la bolsa de transporte de la ficción, con toda la violencia que implica una metáfora. ¿Será posible sostener la precisión de una flecha? Un movimiento conjunto, transformarnos, sin imponer, ensayar, es componer. 

 

Yo cuando hice la transición de mis estudios de pregrado que fueron en una escuela de Estética, que muchas veces deseé haber venido a la UNAM a estudiar Estética, porque pocos lugares me aparecían donde hubiera escuelas de Estética, esta bella rama de la filosofía, literalmente sobre la belleza. Mis profesores eran poetas, Fidel Sepúlveda, uno de los que más cercanos que tengo a mi corazón y me inscribo en una escuela de teoría crítica en la universidad de Columbia, en donde los profesores eran el llamado October Group: Rosalind Krauss, Benjamin Buchloh, Jonathan Culler, para quienes los conozcan, postestructuralistas franceses.  

 

El choque fue de una devastación interna, porque yo venía de escribir desde la poesía, que era no siempre fácil, es muy desgarradora la poesía, pero en la cual yo danzaba con las palabras, nadaba en la oscuridad y a veces aparecía ahí algo de lo que me agarraba y eso era suficiente porque no se quería aplastar el texto y que todo fuera comprensible, traslúcido y de pronto me encuentro en esta otra escuela. Y como yo era muy deseosa de ser muy buena alumna me conformé en vez de rebelarme y el triste resultado de eso fue que por años dejé de escribir después de graduarme de esa escuela.  

 

Hasta que una artista, Paula Salas, chilena, que era menor que yo y tenía una muestra pequeña me dice "¿Me escribirías un texto? No tiene ni que ser de mi obra, de lo que quieras". Yo ni siquiera iba a ver esa exhibición porque no podía viajar y me dio algunas luces sobre su proceso y sentí tan generosa esa invitación, sentí que ella estaba apelando a mi poeta, no a esa persona que se había entrenado en historia del arte o teoría crítica o escritura curatorial. Y escribí un texto que se tituló “Cochinita”.  

 

Y me volví a encontrar con ese ser carnívoro sensual, medio perverso, juguetón, dentro de mí y que la escritura era y es una de esas materias con la que juego, y no con la que tengo que dar cuenta de un raciocinio elevado, académico. Entonces, la relación con esas palabras, si a veces yo las uso, las apropio, las defectúo y después las voto, las descarto, algunas seguramente me manipulan a mí. Muchas veces sí siento que yo también soy un vehículo de lenguajes que quieren estar en el mundo. 

 

[Tania]: Me encanta como lo estás diciendo, me haces pensar en una escritura muy metabólica que abreva de espacios, como este espacio de la teoría crítica, del pensamiento francés, de este heredero en respuesta y siempre como en una lucha contra idea de modernidad, de evolución asociada a progreso, en fin. Que tiene sus batallas pero que también tiene su parte de encorsetar la escritura y como también el arte y la curaduría son estas prácticas que te permiten metabolizarla de otra forma volverla poesía y regresarla al mundo.  

 

Entonces, creo que un rol como el tuyo es muy importante, precisamente como de encuentro de mundos que difícilmente se concilian a veces. Mencionaste a Lynn Margulis, por ejemplo. Pocas veces notamos o nos damos cuenta del gran aporte que un cambio paradigmático en la biología para que este pensamiento occidental proveniente de la herencia moderna, pudiera afirmar cuestiones como: somo simbiontes, quizá estamos paradas sobre un organismo gigante vivo que es la Tierra, muy probablemente o podemos ahora estar seguras de que los estamos, gracias a este conocimiento, que para ella además fue una lucha tremenda. Acusada de pseudo científica, de creacionista, de… bueno, “¿de qué no la acusaron?” Pero bueno, es un pensamiento que al pensamiento moderno occidental le permite entrar a conocer ciertas cosas y hablar también de desde ahí.  

 

En ese sentido, me gusta mucho como hablas de tu práctica y también me gustaría vincular a la escritura o creo que está muy vinculada en tu práctica con la danza y el movimiento. Quizá esa es una de las vías para desnormalizar destejer la escritura, porque quizá también la escritura fue como un poco rehén o el vehículo de esta bifurcación, de este endurecimiento, cristalización de la palabra, en la academia. Pero, cómo en el momento que un agente como tú, extraño, que le gusta moverse de maneras así, extrañas, en estos dos mundos, la vincula con el movimiento también, y se vuelve ya la escritura, regresa, aunque es totalmente paradójico porque la escritura no puede salir de otro lugar que, del cuerpo, al menos la que hacemos nosotros, pero como la escritura que hacemos mente-cuerpo fue rehén. Y tenemos el paper científico como el epítome del pensamiento y ¿la poesía dónde está? 

 

[Camila]: Pienso en Barbara McClintock que fue una de las predecesoras, inspiradoras, maestras de Lynn Margulis. Y la biografía de Barbara, que entiendo que ella no aprobó en vida, que escribe Evelyn Fox Keller, es bellísima y se llama A Feeling for the Organism, un sentido, un sentimiento, un afecto por el organismo, la organicidad. En tanto, esa efervescencia de la materia que se compone y se descompone, que pulsa y que está en movimiento, que es reactiva, sensible, sensual y que yo asocio todas esas palabras dinámicas con el dar vueltas.  

¡Ay que lindo! Me acaba de pasar algo con mi lengua que tiene que ver con que viví en Borinquen, Puerto Rico, y la erre no se pronuncia, entonces en vez de decir “dar” digo “dal”. Entonces, sí, en esa biografía Evelyn, que entrevistó muchas veces a Barbara McClintock, que fue casi quien inaugura la disciplina de la genética, estudiando el maíz aquí en México, precisamente. Y en su forma de desarrollar lo que fueron luego sus teorías científicas, ella se adentra, se deja permear por un encuentro más que humano con el maíz, en este caso.  

 

Va entendiendo esa relación metabólica que mencionas. Va entendiendo que esa relación no es estable, está siendo movida y que de repente hay esas posibilidades de fijar, de fijar la mirada o de fijar una intensidad y el lenguaje también es eso, agarrar algo efímero. Y después, qué pasa con como eso aterriza y es recibido por el archivo que es tu cuerpo, esa memoria encarna que está llena de memoria de lenguaje, de bellezas y como para mí la danza es el lugar en el que voy a buscar ese archivo, esas memorias.  

 

Admiro mucho a las personas que son grandes lectoras y que son capaces de atravesar la memoria, el lenguaje y citar sin fin de cosas. Yo tengo un repertorio limitado de cosas que puedo citar, pero eso no significa que no sepa que están en mi cuerpo y que las puedo ir a buscar también y convivir con eso que me hizo esa lectura, más allá de poder quizás recordar la frase o la formulación textual. Entonces, muchas veces hago eso. Me adentro en mi cuerpo en busca de conocimientos que fueron situados, que tuvieron relación con un texto o el cine, que ha sido otra influencia importante en mi vida.  

 

Y así es como he ido buscando entonces, metodologías y prácticas de personas que han dedicado su vida a la danza. Yo siento que lo he hecho, pero siempre desde un lugar de la no-profesionalización, es un espacio que me he permitido a mí misma, sabiendo como soy cuando me profesionalizo en algo, que a veces soy demasiado exageradamente perfeccionista, no en búsqueda de la perfección, pero, así como que apreto mucho y aquí dije no, este es un lugar delicioso para mí. ¿Cómo lo mantengo así? Pues no triturando a través de ambiciones, exigencias del sistema, dentro del cual cuando eso se vuelve profesión se ve ese sistema y claro infringe sobre esa práctica.  

 

La alusión al Movimiento Delicioso es una alusión a un manifiesto escrito por Eiko Otake que es amiga, maestra, musa, que justamente era alguien que invitamos a materia abierta este año pero que por calendario no podía venir, entonces es lindo que aparezca ahora aquí porque igual ha estado conmigo presente. Eiko tiene un ejercicio que hicimos ayer en Materia Abierta como modo de cierre, que se llama “El río de la reflexiones” y que es un trasvasije, es un ejercicio de escritura de ir a buscar en la carne dónde están esos depósitos de experiencias deliciosas y luego pum, poder ponerlos ahí sobre un rollo de papel muy largo y ver cuáles son esas tecnologías que tenemos para trenzar movimiento, texto, pensamiento, sensorialidad. 

 

[Tania]: Pues, me encanta que estemos cerrando esta conversación de momento, porque me encantaría seguir platicando contigo, con esta experiencia que nos cuentas, relacionando escritura y danza, y recordando también un poco una conversación que tuviste con Cecilia Vicuña, cuando ella dice el arte siempre ha hecho esto, siempre ha tratado de entender y activar las fuerzas que mueven la vida y, al final, esta separación que hicimos al nombrar al arte y separarnos como lo hicimos con la idea de naturaleza, de alguna forma, estas prácticas están ayudando a costurar de nuevo y me gusta muchísimo que hayas traído ahorita al cierre de Materia Abierta con esta práctica y como hemos podido ver y asomarnos un poquito a esta profundidad y a esta enorme compasión que se percibe en tu práctica y compromiso y belleza y amor y un montón de palabras que a veces son como ya, no las invocamos demasiado pero que es muy importante y me encanta estarlo reflexionando contigo aquí en relación con la práctica que has llevado curatorial, artística, de movimiento, de escritura todos estos años. Muchas gracias Camila Marambio por estar con nosotros y muchas gracias por tu enorme aportación a Materia Abierta. 

 

[Camila]: ¡Gracias a ti, qué linda conversación, muchas gracias! 

 

[FIN] 

 

Participantes 

Camila Marambio | Chile   

 

Camila Marambio es una curadora transdisciplinaria, investigadora y escritora. Sus proyectos se enfocan en la descolonización de la conservación de la naturaleza y abarcan los campos de las humanidades ambientales, los derechos de la naturaleza, el arte contemporáneo y los estudios de performance. En 2010 inició Ensayos, una práctica ecocultural colectiva y nómade de largo aliento que nació en Karokynká, la isla grande de Tierra del Fuego, en alianza con la Wildlife Conservation Society de Chile. Ensayos llegó a incluir nodos en la isla de Minjerribah, Australia, el norte de Noruega y Nueva York y gestó resultados en forma de exhibiciones, libros, performances, una webserie, intervenciones olfativas, una obra de teatro, y más recientemente el Acuerdo de Venecia, un instrumento de conservación de humedales de turba firmado durante el periodo de 59a Bienal de Venecia, dentro de la cual Camila curó el pabellón de Chile (2022), dedicado a las turberas de Karokynká. Camila tiene un doctorado en Práctica Curatorial de Monash University, Australia (2019) y dos maestrías: una en Experimentos en Arte y Política de Sciences Po (2012) y otra en Arte Moderno y Contemporáneo: Estudios Críticos y Curatoriales de la Universidad de Columbia, Estados Unidos (2004), además fue becaria postdoctoral en el Royal Art Institute de Estocolmo como parte de The Seedbox: An Environmental Humanities Collaboratory (2021). Como curadora invitada del Instituto de Investigación Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio de Arte de América Latina del Museum of Modern Art (MoMA), concibió y moderó la Cumbre Aconcagua (2020) y editó el libreto El Agua es La Ley (2021). Sus escritos han sido publicados en Third Text, Australian Feminist Studies, Discipline, The River Rail, Art+ Australia y Sex Ecologies, entre otros. Es coautora de Slow Down Fast, A Toda Raja con Cecilia Vicuña (Errant Bodies Press, 2019) y de Cancer Ecologies: A Queer Femme Proposition (Bloomsbury Press, de próxima publicación). Actualmente promueve la protección de las turberas mediante la puesta en marcha de un acuerdo global, actuando como curadora de nuevas perspectivas en Para la Naturaleza en Borikén, Puerto Rico 

 

 

Prototipos para navegar

Qué sucede en los márgenes de las textualidades literarias, donde se renuncia a ellas y a través del experimento, la escritura deviene intermedial. O en sentido inverso, cuando la experimentación en otras disciplinas conlleva a la emergencia de textualidades aledañas a lo literario. Escrituras en código, juegos textuales, escrituras potenciales, especulativas, textos encriptados, variaciones, el juego como recurso en la creación, vínculos entre la ciencia, la escritura y la ficción, entre las diversas textualidades y la danza, la música.

En esta nueva etapa tomamos inspiración de las obras experimentales de Max Aub que emergieron a partir de procesos de escritura intermédiales y materialidades lúdicas, así como en la interdisciplinariedad de la práctica de este agente cultural clave en la cultura del siglo XX, cuya práctica atravesó medios, saberes y diversos ámbitos del conocimiento.

Tania Aedo

Tania Aedo

Anfitriona

Coordinadora de la
Cátedra Extraordinaria Max Aub

Especialista en Arte, Ciencia y Tecnología. Realizó la licenciatura en Educación Artística en la Escuela Superior de Arte de Yucatán y cursó estudios de Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Fue directora del Laboratorio Arte Alameda y del Centro Multimedia del Cenart. Ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y de la Fundación Rockefeller-Ford-Mc Arthur. Ha participado como ponente en foros internacionales: International Symposium on Electronic Arts (ISEA), RePerCuTe en la Universidad de California, Los Ángeles; y Artechmedia en Madrid, España. Ha colaborado en distintas publicaciones como Tekhné: Arte, pensamiento y tecnología (Conaculta, 2003). En 2010 formó parte del Programa de Alta Dirección en Museos. En la actualidad es la coordinadora de la Cátedra Max Aub. Transdisciplina en arte y tecnología de CulturaUNAM.

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