Allegro con batuta T2-5: Recuento sobre la música en México y en el mundo durante la pandemia

En este nuevo podcast, último episodio de Allegro con batuta del 2022, Iván López Reynoso nos invita a hacer un recuento sobre la situación de la música de concierto, la música sinfónica, la ópera, la música de nuestros tiempos, durante la pandemia, de 2020 a 2022. ¿Qué mejor manera de cerrar este 2022 que con un episodio especial dedicado al 2022?

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  • Anfitrión: Iván López Reynoso
  • Temporada: 2
  • Episodio: 5
  • Duración: 13:30
  • Etiquetas: #AllegroConBatuta, #pandemia, #covid19, #OFUNAM, #BellasArtes, #CompañíaNacionaldeÓpera, #FestivalCervantino

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Allegro con batuta

Transcripción

Segunda temporada

Capítulo 5: Recuento sobre la música en México y en el mundo durante la pandemia

Anfitrión: Iván López Reynoso

Rúbrica: Una partitura no es una pieza de museo, no es un monumento inalterable, no es un recuerdo estancado. Una partitura se toca, se platica, se arruga, se escucha. Allegro con batuta. Un podcast de perspectivas y análisis sobre el panorama musical y artístico. Con Iván López Reynoso. CulturaUNAM.>

[Habla Iván López Reynoso]: Amigas, amigos, me da muchísimo gusto saludarles de nuevo, yo soy Iván López Reynoso y este es su podcast Allegro con batuta. En nuestro último episodio de este 2022, este podcast que ha tratado de acercar la música de concierto, la música sinfónica, la ópera, la música de nuestros tiempos, a ustedes, de una manera cotidiana, amena, accesible. ¿Qué mejor manera de cerrar este 2022 que con un episodio especial dedicado al 2022?

Este último episodio de esta temporada, de este año, es un recuento de la actividad concertística, vocal, lírica, escénica, de la música en este país y en el mundo. Como ustedes saben, el 2020 fue un año que marcó una diferencia radical en todas nuestras vidas. Un año que nos obligó como artistas, como seres humanos, como familiares, como amigos, a reinventarnos, a encontrar alternativas, a ser creativos, a adaptarnos, a aprender y a ser sensibles con nosotros y con el prójimo.

La pandemia fue definitivamente un parteaguas en la historia de la humanidad, un parteaguas que ninguno de nosotros olvidará por todo lo que ha significado. Definitivamente, la música, las artes escénicas fueron particularmente afectadas. La música, que depende de que el público vibre con el artista; de que la gente reciba un mensaje. ¿Qué es la música sino un medio de comunicación más? Una manera demasiado emocional de trascender y de comunicar más allá de palabras, emociones, sensaciones, sentimientos, estados de ánimo.

La música vive gracias a esa persona o personas que le dedican un tiempo de su vida a escucharla, a percibirla, interpretarla, a deshebrarla, a leerla, a analizarla, a verla. Porque la música también se puede ver, se puede escuchar, se puede leer, se puede analizar; hay muchas maneras de disfrutarla. El 2020, sin embargo, nos obligó a tener que disfrutarla de maneras diferentes. Y es aquí donde la tecnología ha jugado un papel crucial y fundamental en las artes escénicas, en la música y en la creación artística. Yo me pregunto, ¿qué hubiera sido de nosotros artistas sin la tecnología? ¿Qué hubiera sido de nosotros seres creativos sin ese contacto, aunque sea a través de un dispositivo electrónico con nuestro público? E incluso iré más allá atreviéndome a preguntarme, ¿qué hubiera sido de la música en general y del arte en general sin la tecnología? No nada más de nosotros como artistas.

Ese momento en el que se nos indica, se nos recomienda, se nos insiste en quedarnos en casa fue definitivamente el momento en el que nosotros tuvimos que acudir a la tecnología como gran aliada, como gran herramienta y, al mismo tiempo, como ventana. Una ventana que nos acercó, tal vez, a muchos públicos que en ningún otro momento nos hubiéramos imaginado tener cerca.

Esa gente que por tiempo o por distancia, o por temor o por falta de información, no se había acercado a una sala de conciertos, encontró en la pandemia la oportunidad ideal para darse esa oportunidad, abrir ese espacio y ver una transmisión desde algún teatro, un video, una entrevista, una charla, un diálogo, algún tipo de documental, algo que lo conectara con la música.

El 2020 fue entonces el año que significó la modernización por necesidad del arte. Esa modernización que era, desde luego necesaria, que en muchos casos tardó en llegar, pero que ahora es una aliada incondicional. Esa aliada incondicional que también significa que nosotros tenemos que aprender a compartir y convivir con ella.

La tecnología, como a mí me gusta mucho decirlo, en las clases de música que imparto, puede ser nuestra gran aliada o nuestra peor enemiga. La tecnología nos acostumbra a tenerlo todo muy fácil. Esto que estamos haciendo ahora, amigas y amigos, platicar con ustedes a través de un dispositivo electrónico no hubiera sido posible hace algunas décadas. Esto significa que la tecnología puede acercarnos a los que están lejos, pero también alejarnos de los que están cerca. Y otra preocupante en el tema de la tecnología, en la creación artística, es que la música en particular requiere mucho tiempo. Es una cocción muy lenta y las nuevas generaciones de músicos se han acostumbrado a la practicidad e inmediatez que nos regala la tecnología. La tecnología nos ha acostumbrado a que con un clic puedes enviar un mensaje desde México hasta Japón, desde China hasta Ecuador, desde Canadá hasta Buenos Aires. Esa tecnología también nos ha acostumbrado a que lo tenemos todo al alcance de un clic y, lamentablemente, la construcción de una carrera musical no es tan fácil como hacer clic. Son muchas horas de estudio, de preparación, son muchos años de constancia, de tenacidad, de paciencia. Y ahora hay muy poca paciencia, en la actualidad. Sin embargo, la tecnología efectivamente nos permite una rapidez y un acceso mucho más fácil a todo.

Ese acceso fácil a todo permitió que las artes siguieran vivas y que pudiéramos compartir a muchos kilómetros de distancia y con horarios distintos, experiencias musicales a través de un dispositivo electrónico.

Poco a poco, los teatros, las orquestas, fueron volviendo a las actividades cotidianas, al punto que nos encontramos hoy, dos años y fracción después del inicio de la pandemia, casi tres, y ya prácticamente con una actividad normal. Si bien la normalidad es una palabra que no nos sonará tan normal como antes, hemos aprendido a vivir con el COVID19, hemos aprendido a convivir como seres humanos que tenemos que ser responsables con nuestra salud. Y los teatros han vuelto a su actividad.

El 2022 significó, definitivamente, el regreso pleno de muchísimas de las actividades culturales y artísticas de nuestro país. Si bien recordamos que el 2022 lo iniciamos con una nueva ola que llevó a algunas cancelaciones y cambios en programación de las orquestas en este país, a partir del mes de marzo logramos recuperar una actividad constante.

Las orquestas más importantes de la Ciudad de México, como la Orquesta Filarmónica de la UNAM, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Orquesta Sinfónica Nacional, retomaron una actividad plena, semanal, constante, con programas variados y logramos ver en el escenario cada vez una mayor cantidad de músicos. Al punto de que hoy, en el mes de diciembre, podemos realmente volver a apreciar a una orquesta en plenitud en todas sus dimensiones y con todos sus elementos, de nuevo en un escenario.

Muchas de estas orquestas continúan con el uso preventivo del cubrebocas, que es una medida que desde luego seguirá siendo una gran aliada para evitar problemáticas, pero que también nos ha permitido regresar a las distancias normales en los atriles. Ustedes saben que en una orquesta, cotidianamente, los músicos de cuerda comparten un atril por dos personas; es decir, dos violinistas leen de un mismo atril, dos violinistas leen de un mismo atril, dos chelistas leen de un mismo atril y dos contrabajistas leen de un mismo atril.

Los instrumentos de aliento y de percusión son distintos, pues cada uno tiene su parte individual. Al ser las cuerdas una sección más nutrida, es por ello que los músicos comparten atril y es mucho más práctico el funcionamiento cotidiano de una orquesta. Hay una silla que da las vueltas mientras el otro músico no deja de tocar. De esta manera es también mucho más constante la manera en la que las orquestas pueden seguir tocando sin tanta interrupción.

Pues bien, esto durante la pandemia no fue posible. Cada músico tenía su atril, cada músico de cuerda tenía su propio atril. Y esto, afortunadamente, ha terminado para que las orquestas regresen a esa manera habitual de tocar, que era dos instrumentos de cuerda por un atril. Y eso facilita, desde luego, muchísimo la cotidianeidad de la interpretación musical en una orquesta. Así pues, estas son algunas de las cosas que hemos vuelto a ver en las salas de concierto, ya a partir de este 2022. Pero también hemos vuelto a ver un repertorio orquestal operístico más ambicioso. Cito algunos ejemplos: en octubre, de este año, se llevó a cabo la puesta en escena de la ópera The Rakes Progress (La carrera de un libertino), de Igor Stravinsky, con la Ópera de Bellas Artes, en el Palacio de Bellas Artes y en el Festival Internacional Cervantino.

Esta ópera tenía casi cuatro décadas, casi 40 años, que no se hacía en este país y fue posible que se volviera a interpretar gracias a que las condiciones fueron permitiendo mayor cantidad de músicos, mayor cantidad de ensayos y mayor cantidad de cantantes en el escenario.

Esta producción de la Ópera de Bellas Artes fue el regreso pleno de la Compañía Nacional de Ópera, después de casi dos años, de hacer un repertorio mucho más camerístico, con menos músicos, con menos cantantes, con dotaciones corales más reducidas. The Rakes Progress de Stravinsky, que tuve el privilegio de dirigir en octubre de este año, fue entonces una especie de regreso triunfal a la grandilocuencia que la ópera significa y puede ser.

Hemos visto también, por ejemplo, en la Orquesta Filarmónica de la UNAM, que se retoman repertorios sinfónicos más grandes, más ambiciosos. Esta tercera temporada 2022 incluyó sinfonías de Brahms, Sinfonía de Sibelius, Chaikovski; también incluye un Mambo Sinfónico, un homenaje a Pérez Prado. Y es de esta manera que la Orquesta Filarmónica de la UNAM, así como otras de las orquestas de este país, retoman el gran repertorio siempre esperado y que al mismo tiempo responde también a una necesidad de creación de nuevos públicos, de recuperación de públicos cotidianos.

Yo espero que el 2023 sea un año culturalmente muy intenso, que no merme la actividad cultural, que no merme la actividad artística y que cada vez tengamos más y más y más escuchas dispuestos a ir a una sala de conciertos, a gozar, a disfrutar, a compartir con nosotros la gran experiencia que es la música. Amigas y amigos, me resta desearles felices fiestas, enviarles un caluroso saludo con todos mis mejores deseos para el final de este 2022, que definitivamente ha sido un año gratificante de crecimiento y de recuperación de espacio para las artes escénicas, en particular para la música.

Yo espero seguir con ustedes y espero al mismo tiempo que nos acompañen en alguna de las próximas presentaciones que vengan a la sala de conciertos y que vivan la música clásica con nosotros. Yo soy Iván López Reynoso, esto es Allegro con batuta. Muchas gracias.

CulturaUNAM

[FIN]

Allegro con batuta

Analizaremos el futuro y la actualidad de la música clásica con los ojos de las nuevas generaciones. Platicaremos sobre las propuestas, las vertientes, las alternativas y los factores que intervienen en la reinvención y renovación de las actividades artísticas escénico-musicales. ¿Qué finalidad tiene un concierto? ¿Para qué sirve la música clásica? ¿Está vigente? Estas son algunas de las preguntas que nos plantearemos juntos y que intentaremos contestar en estas sesiones de análisis y reflexión.

Iván López Reynoso

Iván López Reynoso

Anfitrión

Considerado una de las batutas jóvenes más importantes de la actualidad, ha dirigido en países como México, Perú, España, Alemania, Italia y Omán. Es director asociado de la OFUNAM y principal director invitado de la Oviedo Filarmonía en España. Su versatilidad lo ha llevado a dirigir música sinfónica, danza, ballet, espectáculos multidisciplinarios y más de 30 óperas. Colabora frecuentemente con orquestas de prestigio y con artistas como Javier Camarena, Brigitte Fassbaender e Ildar Abdrazakov, entre otros. Es el primer director mexicano en haber participado en el Rossini Opera Festival de Italia, y se convertirá en el primero en dirigir en el Teatro Real de Madrid en enero de 2021.

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