Allegro con batuta T2-6: Los mitos en torno al gran Rossini
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Allegro con batuta
Transcripción
Segunda temporada
Capítulo 6: Los mitos en torno al gran Rossini
Anfitrión: Iván López Reynoso
Rúbrica: Una partitura no es una pieza de museo, no es un monumento inalterable, no es un recuerdo estancado. Una partitura se toca, se platica, se arruga, se escucha. Allegro con batuta. Un podcast de perspectivas y análisis sobre el panorama musical y artístico. Con Iván López Reynoso. CulturaUNAM.
[Habla Iván López Reynoso]: Amigas, amigos, es un gran placer saludarlos de nuevo, yo soy Iván López Reynoso y les doy la bienvenida a este episodio más de su podcast Allegro con batuta. Espero que este 2023 sea el más satisfactorio de los años, un año lleno de bendiciones, crecimiento, alegrías, salud y retos. Retos satisfactorios por vencer.
El primer episodio de este año es sobre uno de mis compositores predilectos, hoy voy a hablarles del genio que fue Gioachino Rossini, este compositor italiano nacido en 1792, curiosamente un 29 de febrero, pocos meses después de la muerte de Mozart.
Mozart fallece en diciembre de 1791 y Rossini nace un par de meses, casi tres meses después. Hay quienes incluso dicen que esto es como una especie de continuación de vida de Mozart hacia Rossini y, en verdad, es que hay mucha de razón en esta frase. Rossini es, efectivamente, una especie de continuación de lo que fue Mozart, dos grandes genios del teatro y de la música.
Rossini nace en Pésaro, en una ciudad bella, en Italia, pequeña, en el mar que es desde luego ahora una referencia, pues ahí está ubicado y se realiza cada año el Festival Rossini de Pésaro, la máxima fiesta musical en torno a este magnífico compositor. Es un referente para el mundo, pues Rossini fue también un referente para el mundo.
Pero qué tiene la música de Rossini que atrapa que seduce, que convence, que emociona, incluso hasta la actualidad. Definirlo es complejo pues Rossini es uno de esos pocos compositores que fueron capaces de entender profundamente la condición humana. Rossini era un gran creador, Rossini lograba atmósferas, lograba estados de ánimo, lograba emociones, lograba colores, lograba texturas y es porque Rossini fue un compositor que se adentró realmente a un trabajo teatral en la música.
La ópera, no lo olvidemos, amigas y amigos, es teatro hecho música o música con teatro como lo han querido llamar muchas personas. Pero es una historia contada a través de la música. Esta historia que muchas veces (en el Barroco) lamentablemente parecía lo menos importante. Recordemos que el periodo Barroco se caracterizaba por grandes ornamentaciones, por extravagancia, por colores, por brillantez, por pirotecnia, incluso en la música.
Muchas de las cosas más bellas creadas en el Barroco son cargadas, son intensas, recordemos óperas magníficas como Rinaldo o Julio César en Egipto de Händel que son partituras maestras, llenas de emoción, pero al mismo tiempo llenas de virtuosismo. Historias que más bien podían pasar a segundo plano para darle su espacio al lucimiento vocal.
En Rossini encontramos una transición, un cambio, siendo que uno de sus principales compositores a los que admiró de juventud era (Joseph) Haydn, precisamente uno de los mayores exponentes del Clasicismo.
Desde las primeras obras de Rossini encontramos clara influencia de Mozart y de Haydn, uno de sus primeros grandes retos como compositor, fue su última obra de escuela, cuando tenía apenas 17 años, que es la cantata Il pianto d'Armonia sulla morte di Orfeo (El llanto de armonía sobre la muerte Orfeo). Una obra de juventud que sin embargo ya refleja claramente toda la influencia clasicista y la nueva voluntad compositiva de Rossini que era adentrarse realmente en la exploración de la vocalidad, de la voz humana, como fuente emotiva, como fuente expresiva.
Rossini logró muy joven consolidarse como un compositor novedoso, fresco, interesante; el público quería ver la música de Rossini. Sus primeras óperas, ejemplifico, Aureliano en Palmira, las farsas, Tancredi, son partituras que reflejan claramente un foco distinto a la creación musical; explorar la voz humana desde un recurso, sí virtuosístico, pero, también, de profunda emotividad.
Rossini era un compositor al que le interesaba que el cantante fuera parte de la experiencia musical. Rossini demanda mucho de sus interpretes, es un compositor que requiere de un grado muy avanzado de técnica, de interpretación, para llevarse a cabo. Es por ello que se convierte en uno de los principales retos para los cantantes, los directores, los músicos, los interpretes, e incluso los directores de escena, llevar a cabo las voluntades compositivas de Rossini.
Ha habido muchos mitos en torno a este magnífico compositor y uno de ellos definitivamente, y muy interesante, es el motivo de su retiro. Yo les hablo de un compositor con treinta y siete años cuando escribió su última ópera, Guillermo Tell.
Treinta y siete años para un hombre que vivió setenta y seis, es decir, le quedaban casi 40 años de vida, ni a la mitad de su vida decidió dejar de componer. ¿Qué pasó? ¿Por qué tomó esta decisión tan sorpresiva, tan repentina, tan drástica? Bueno, la realidad, amigas, amigos, es que Rossini no dejó de componer, como se piensa; sólo dejó de escribir óperas.
Eso sí, dejó de componer para el teatro. Y tiene mucho que ver con esto que les comento, las voluntades compositivas de Rossini, definitivamente, se alejaban de la cotidianeidad del teatro. Rossini demandaba mucho de su público, era un compositor al que le gustaba la imaginación, la fantasía, la creatividad. El público estaba cada vez más acostumbrado a tener las tramas y las óperas muy digeridas, muy accesibles; de fácil aceptación, de fácil asimilación. Y eso a Rossini no le gustaba, tan no le gustaba que los compositores que siguieron a él, la vertiente que se consolidó después de Rossini se llamó Verismo y se aleja mucho del Bel canto.
El Bel canto del cual Rossini todavía es gran y principal exponente es aquel género que prioriza que la voz sea la encargada de transmitir las emociones y en el Verismo, los compositores buscan una tendencia distinta, buscan que toda la experiencia operística sea más obvia, más directa. Ejemplifico con esto dos grandes villanos de la literatura operística que son, en realidad, el mismo personaje, Yago del Otelo de Shakespeare.
Tanto Rossini como Verdi escribieron óperas basadas en el Otelo de Shakespeare; Rossini la estrenó primero y Verdi es prácticamente una de sus últimas óperas, es la penúltima ópera que compuso. ¿Cómo ambos compositores se acercan al personaje de Yago? Es muy interesante de analizar. Rossini lo hace desde la bondad, Rossini no dibuja a Yago como un personaje visceral, ni dibuja a Yago como un personaje demasiado maligno, él permite que el intérprete cree a ese personaje; que le dé vida, que le dé los matices, que le dé las texturas que necesita. Lo puede dibujar muy perverso o lo puede dibujar maquiavélico o lo puede dibujar más sarcástico.
El Yago de Verdi, sin embargo, sí es un personaje obviamente malvado, tiene la voluntad de destruir a Otelo de la manera más directa, franca, abierta posible. Desde luego ambas partituras son geniales, pero están abordadas desde una óptica muy distinta, casi opuesta.
Rossini le da al intérprete el poder de decidir cómo va a llevar a cabo su visión del personaje de Yago; a través de la música que él escribe permite que sea el cantante, o el director o el director de escena, o todos ellos juntos, quienes le den vida y quienes le den textura al personaje.
El Otelo de Verdi, sin embargo, el Yago está muy bien delineado por el compositor; es muy claro, muy preciso con lo que quiere y con lo que busca en esta partitura.
Así pues, otro de los grandes mitos es que Rossini era un gran compositor de óperas cómicas y, sin embargo, no era un gran compositor de óperas trágicas. Pues yo me atrevo a expresarles aquí, amigas y amigos, que mi opinión es que Rossini era un gran compositor de comedia porque entendía la tragedia. Es decir, no podemos separar una cosa de la otra, en la vida hay ambas cosas, en la vida hay blanco, hay negro, hay felicidad, hay tristeza. Y Rossini lo sabía, sabía que la condición humana era cambiante y entendía la felicidad porque podía entender la tristeza. Por ende, cuando hay felicidad desde luego es desbordante, es jubilosa, es virtuosa, es hilarante; sus comedias son algunas de las más exitosas y representadas de la historia. Tenemos El barbero de Sevilla, La Cenicienta, L'italiana in Algeri, Il turco in Italia, que son fantásticas partituras, cómicas, divertidas, graciosas, sublimes, emocionantes.
Pero también tenemos el Rossini trágico, que entiende la necesidad dramática de sus personajes, que los guía a través de una música, emocionante, igualmente virtuosa, pero con gran profundidad.
Una de mis partituras preferidas es Ermione, basada en un drama que es desde luego una ópera muy trágica. Tiene escenas de gran profundidad, de gran amargura. Es una partitura brillante pero que desde luego es una de las menos representadas del catálogo rossiniano. No tiene el impacto que tienen las comedias, pero yo soy gran defensor del Rossini serio y del Rossini trágico.
Rossini es también un compositor que continuó, como les decía, escribiendo a lo largo de toda su vida, nunca dejó de componer. Si bien dejó de componer óperas, nunca dejó de escribir. Escribió el Stabat mater, La pequeña misa solemne, una serie de composiciones recopiladas en varios álbumes llamados Pecados de vejez o Péchés de vieillesse; son pequeñas joyas musicales, magníficas, que nos dan un gran recorrido a través de todos los estados de ánimo.
Rossini, pues, es un compositor al que la historia de la música le debe muchísimo, hay compositores que claramente han basado muchas de sus obras en él, han tomado inspiración. Y la ópera italiana fue definitivamente una antes y otra después de Rossini. Este hilo conductor del clasicismo atravesando por el Bel canto y pasando hacia el Romanticismo, que también está presente en muchas de sus obras es clave para la música y para ópera italiana.
Después de Rossini vinieron otros grandes genios como Verdi y Puccini, que se encargaron de tomar todas estas herramientas de la genialidad rossiniana y explotarlas para llevar la ópera en una dirección distinta.
Acercar siempre al público a la ópera es una gran tarea, un gran reto, y eso es lo que yo espero también en estas transmisiones. Que se acerquen, que descubran la música de Gioachino Rossini; yo los invito a escuchar sus oberturas, sus óperas, El barbero de Sevilla, La urraca ladrona, Guillermo Tell, Semiramide, que son partituras magistrales que ustedes van a disfrutar mucho.
Hagan el experimento de ver una ópera del Rossini cómico (El barbero de Sevilla) y ópera del Rossini serio (recomendaría Guillermo Tell, que es definitivamente una de las óperas más importantes de la historia) para que vean la versatilidad de un compositor que a sus 37 años había logrado conquistar el mundo entero a través de su música.
Amigas y amigos, este fue un nuevo episodio para el podcast Allegro con batuta, les deseo un gran día, gracias por su confianza, gracias por escucharnos y nos vemos la próxima.
Rúbrica: Una partitura no es una pieza de museo, no es un monumento inalterable, no es un recuerdo estancado. Una partitura se toca, se platica, se arruga, se escucha. Allegro con batuta. Un podcast de perspectivas y análisis sobre el panorama musical y artístico. Con Iván López Reynoso. CulturaUNAM.
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Allegro con batuta
Analizaremos el futuro y la actualidad de la música clásica con los ojos de las nuevas generaciones. Platicaremos sobre las propuestas, las vertientes, las alternativas y los factores que intervienen en la reinvención y renovación de las actividades artísticas escénico-musicales. ¿Qué finalidad tiene un concierto? ¿Para qué sirve la música clásica? ¿Está vigente? Estas son algunas de las preguntas que nos plantearemos juntos y que intentaremos contestar en estas sesiones de análisis y reflexión.

Iván López Reynoso
Anfitrión
Considerado una de las batutas jóvenes más importantes de la actualidad, ha dirigido en países como México, Perú, España, Alemania, Italia y Omán. Es director asociado de la OFUNAM y principal director invitado de la Oviedo Filarmonía en España. Su versatilidad lo ha llevado a dirigir música sinfónica, danza, ballet, espectáculos multidisciplinarios y más de 30 óperas. Colabora frecuentemente con orquestas de prestigio y con artistas como Javier Camarena, Brigitte Fassbaender e Ildar Abdrazakov, entre otros. Es el primer director mexicano en haber participado en el Rossini Opera Festival de Italia, y se convertirá en el primero en dirigir en el Teatro Real de Madrid en enero de 2021.