Podcast CulturaUNAM 

Allegro con batuta 

Temporada 3 

Capítulo 5: Gastronomía y música 

Anfitrión: Iván López Reynoso 

Rúbrica: Una partitura no es una pieza de museo, no es un monumento inalterable, no es un recuerdo estancado. Una partitura se toca, se platica, se arruga, se escucha. Allegro con batuta. Un podcast de perspectivas y análisis sobre el panorama musical y artístico. Con Iván López Reynoso. CulturaUNAM. 

[Habla Iván]: Amigas y amigos, es un gran placer saludarlos, yo soy Iván López Reynoso y este es un nuevo episodio de su podcast Allegro con batuta. Hoy tengo la gran alegría de compartir con ustedes un tema que me parece fascinante, emocionante, dentro de esta búsqueda de conectar la música con distintas expresiones culturales, humanas y artísticas o no. En esta ocasión reunimos dos elementos fundamentales que son la música y su relación con la gastronomía y cómo la comida, la bebida han inspirado múltiples obras de arte, múltiples partituras, grandes expresiones musicales. 

Voy a empezar, amigos y amigas, diciendo que la relación entre la comida y la cultura es mucho más estrecha de lo que parecería; hay múltiples pinturas, obras de arte, literatura y, desde luego, como hablaremos hoy, partituras que están inspiradas en este gran placer humano que es el buen comer. 

Grandes autores, intérpretes, músicos, pintores, artistas de distinta índole se ven siempre atraídos hacia el buen comer, el buen beber y muchas partituras han estado escritas en torno a esta relación tan importante entre la comida, gastronomía en general y la música o el arte. 

Un ejemplo, importante histórico es toda esta serie de obras que fueron escritas o pensadas como música de mesa o música de banquete. Este estilo que empezó desde mediados del siglo XVI y hasta mediados del siglo XVIII, y que eran composiciones de distinto tipo, duración, estilo, principalmente para acompañar banquetes o festines. 

En esta ocasión, les hablaré de una obra llamada Tafelmusik, de Telemann, o Música de mesa, de Georg Philipp Telemann; uno de los más importantes compositores del barroco. Esta es una serie de composiciones instrumentales que él escribió en 1733, la Tafelmusik significa traducido literalmente “música de mesa”, y este compendio de obras, de verdad es muy interesante, muy atractivo. Reúne distintos grupos de instrumentos, algunos con orquestas más grandes, algunos grupos más de cámara y eran obras escritas justo para acompañar cenas, banquetes y festines. 

Otro compositor barroco que es también pilar de la historia de la música es Johann Sebastian Bach, el cual asociamos normalmente, amigos y amigas, con música sacra, oratorios como el Oratorio de Navidad, La pasión según San Mateo, La pasión según San Juan. Pero en esta ocasión, además de componer grandes oratorios, también escribía cantatas, muchas de ellas son principalmente sacras, pero también tiene algunas cantatas seculares, es decir, profanas, no asociadas con el culto, con la religión. Y una de sus cantatas más famosas dentro de este género es la Cantata BWV211, dentro del Catálogo Bach 211. Y es la famosa cantata del café, llamada Schweigt stille, plaudert nicht, traducido algo así como “Silencio, no hablar” o “no habléis” o “no hablemos”. 

Esta cantata secular, incluso considerada por muchos como una mini ópera, Bach nunca escribió óperas. Esta es una especie de mini ópera que es una historia bastante cómica, sobre una chica que es adicta a beber café, le encanta tomar café. Y es una obra escrita para un narrador por dos cantantes y orquesta de cámara; es música muy hermosa, música inspiradora y es una de las obras más representativas del género de la cantata secular de Johann Sebastian Bach. 

Pasando a Mozart que era, como ustedes saben, era otro gran amante del buen vivir, del convivir, de la música, de la literatura, del teatro y de la comida. En dos de sus óperas hay una alusión directa al vino o a la comida: en El rapto en el serrallo, una de sus óperas más famosas en alemán, hay toda una escena donde Pedrillo y Osmin hacen un brindis por el dios Baco, dios del vino, "Vivat Bacchus! Bacchus lebe!", es un dueto cómico, bastante brillante, bastante divertido, en el cual Pedrillo está tratando de embriagar a Osmin. 

Otra ópera que es, probablemente, una de las grandes óperas de la literatura musical que es Don Giovanni (Don Juan), de Mozart, una partitura absolutamente espectacular, tiene dos referencias a la gastronomía, una de ellas es al vino. Don Giovanni está ofreciendo un gran banquete en su casa, va a ofrecer una gran fiesta y tiene un aria brevísima (de minuto y medio, no llega a los dos minutos), que se llama “Fin Ch'han dal vino calda la testa”, es un gran brindis y es un gran homenaje al vino a la vida. Don Giovanni hace referencia a que todo mundo tiene que beber y gozar y, después, él disfrutara, claramente, de los beneficios de esta ebriedad o de esta borrachera. 

Otro momento importantísimo en la historia, es la escena penúltima del segundo, acto que es una gran cena que Don Giovanni ofrece en su casa, en el cual está invitado también el Comendador, la estatua del Comendador de piedra. Es esta famosa escena, donde el Comendador vuelve para llevarse a Don Giovanni, el espectro del Comendador (convertido en estatua) para llevarse a Don Giovanni al infierno y que pague por sus pecados. Pero antes de que el Comendador llegue, Don Giovanni está cenando y, entonces, hay un gran banquete donde él y su esclavo, su criado o su aliado, Leporello ––es un personaje muy interesante el de Leporello––, está deseando compartir y disfrutar un poco de la cena de Don Giovanni. Esta escena es maravillosa porque hay incluso un homenaje a Mozart para él mismo, suena música de su ópera Las bodas de Fígaro, mientras Don Giovanni está cenando y estamos hablando de que esta es una obra posterior a Las Bodas de Fígaro es una especie de homenaje a sí mismo. 

Rossini, amigas, amigos, compositor italiano, fundamental, hablando de la ópera, también era, además de un extraordinario compositor, un amante perdido de la comida. Rossini incluso tiene varias recetas, uno puede viajar a Italia y pedir una Pizza Rossini, turnedó Rossini, pasta Rossini, el filete Rossini. Hay una serie de recetas de él o que son inspiradas, ya sea por él o, directamente, de su creación y además hay una ópera que es una farsa pequeña que se llama La ocasión hace a al ladrón, L´occasione fa il ladro, que en uno de los primeros momentos, igualmente uno de los personajes hace una referencia directa a Baco, el dios del vino; y la frase es espectacular dice: “Viva Baco, dios del vino, viva el sexo femenino.” 

Igualmente Donizetti, Gaetano Donizetti, también compositor italiano, estoy hablando de Italia, amigas y amigos, porque ustedes saben que Italia es una región donde la gastronomía es fundamental; en cada zona de Italia hay platillos típicos, platillos magníficos, es una región con gran tradición e historia culinaria. Y Donizetti, en su ópera El elixir del amor, hace dos grandes homenajes; primero claro que el elixir del amor como tal es una bebida, pero el charlatán, Dulcamara, –que esta es la historia de la ópera–, le vende a Nemorino, joven ingenuo y enamorado, el elixir del amor con el cual él podrá (en teoría) conquistar el amor de Adina. Pero este elixir del amor no es más que vino de Burdeos. Este vino de Burdeos, es una especie de protagonista dentro de esta ópera, (sin que sea un personaje como tal), pero el elixir del amor es definitivamente el protagonista, no cantado de la ópera. 

Después, amigas y amigos, tenemos a Vincenzo Bellini que si bien no hay una referencia (directa) en una ópera que yo quiera mencionar, sí hay un platillo típico siciliano que es la Pasta alla Norma. Un platillo siciliano una pasta que está elaborada con berenjenas, salsa de tomate, ricota y esta hierba especial que utilizan mucho los italianos que es la albahaca. Esta es la receta para una pasta llamada Pasta alla Norma y Norma es una ópera, de Vincenzo Bellini. Se dice que el platillo proviene como un homenaje a la Norma, de Vincenzo Bellini. Y en otras tres óperas italianas hay referencias también al vino. La Traviata, de Giuseppe Verdi tiene un brindis, el famosísimo brindis de La Traviata que es una cena, un festejo en casa de Violetta Valery. 

También en la ópera Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni, hay un gran brindis “Viva II vino spumeggiante”, y en La Tosca, de Giacomo Puccini, el segundo acto está centrado en el despacho del barón Scarpia que está cenando (es un gran festín) y, en un momento del segundo acto, él dice, “mi pobre cena fue interrumpida” y estaba bebiendo vino de España. Es también un gran homenaje a la gastronomía. 

Voy a pasar ahora a Rusia con dos compositores magníficos que son Chaikovski y Prokofiev. 

Chaikovski, como ustedes saben, con uno de sus ballets más famosos El Cascanueces que es una historia típica de las temporadas navideñas, está basado en un cuento, es una historia también de fantasía, y la segunda parte del ballet se desarrolla en el reino de azúcar. Y todas las danzas características son un homenaje al dulce o a la gastronomía. La danza española es el chocolate; la danza árabe es el café; la danza china es el té; y la danza rusa son los bastones de caramelo. También está el famoso momento de “La Danza del Hada de Azúcar”, cuyo instrumento central es la celesta, que es un instrumento un poco atípico para la época que Chaikovski introduce en este ballet. Y que tiene un sonido muy peculiar, como de campanas más aterciopeladas, es una especie de mezcla entre campanas, piano; es un instrumento hermoso, para el cual está escrita la variación del Hada de Azúcar. 

El amor por tres naranjas, de Prokofiev, es una ópera satírica donde la historia trata de un príncipe joven, condenado, hechizado por una bruja a viajar a tierras lejanas para buscar tres naranjas, cada una de las cuales contiene una princesa. Esta adaptación operística de Prokofiev moderniza las influencias de La Comedia del Arte y, también, introduce una pequeña dosis de surrealismo. Es una partitura brillante y divertida, de la cual se interpreta, sobre todo una suite orquestal, específicamente, la marcha del amor por tres naranjas de Prokofiev. 

Hay otros ejemplos franceses, en este caso, una pequeña obra concertante para piano y cuerdas llamada Wedding Cake (Pastel de bodas), de Camille Saint-Saens. E un vals capricho de Camille Saint-Saens que fue escrito como regalo de bodas por eso el título se llama Wedding Cake o Pastel de bodas. 

Después hay una anécdota interesantísima, amigas y amigos, sobre el compositor francés Erik Satie que tiene una obra llamada Tres piezas en forma de pera. Esta composición proviene de un encuentro entre Satie y Claude Debussy, que también era un compositor central francés, y de quien, curiosamente, se cuenta una anécdota en donde se menciona que Debussy le sugirió a Satie cambiar sus composiciones. A lo que Satie le pregunta, “En qué sentido”, y Debussy le responde, “No lo sé, podrías tratar de cambiarles la forma”. Entonces, después regresa Satie con esta partitura y Debussy le pregunta, “Esto qué es”, a lo que Satie responde, “Bueno, como me sugeriste que les cambiara la forma, estas piezas se llaman Tres piezas en forma de pera”. Es una anécdota muy muy simpática. 

Voy a cerrar con tres partituras ejemplares, también magníficas, y una de ellas es necesariamente Hansel y Gretel de Engelbert Humperdinck, cuya tercera parte está centrada en esta casa de dulces, con la cual la bruja atrae a los niños al bosque para posteriormente también cocinarlos, convertirlos en galletas y comérselos. Es una historia un poco oscura, contada así, la historia no es necesariamente muy liviana ni muy simpática, pero es una historia fundamental de un cuento famosísimo y esta ópera de Engelbert Humperdinck, que por cierto es homónimo a otra figura importante de la música del siglo XX. El compositor Engelbert Humperdinck tiene esta ópera Hansel y Gretel, cuya música es absolutamente hermosa, conmovedora y una partitura súper profunda e interesante. 

También tenemos la muy famosa Carmina Burana, de Carl Orff. Esta secular cantata, –basada en poemas goliárdicos medievales–, que compone Carl Orff y que se ha convertido en su obra insigne, cúspide absolutamente de su catálogo. En uno de los múltiples cantos que contiene esta Carmina Burana, el personaje central es un cisne y es este cisne que está siendo rostizado para después ser comido y devorado. 

De hecho, las tres estrofas marcan momentos distintos del proceso: la primera estrofa está él recordando los momentos en el lago; la segunda estrofa, está él dando vueltas, siendo rostizado; y la tercera estrofa habla de los dientes rechinando, que están a punta de devorarlo. 

Por último, amigas y amigos yendo más al terreno actual esta este musical que ha sido inmortalizado también en películas Sweeney Todd, de Stephen Sondheim, que es una obra bastante oscura, bastante tétrica, con un mensaje incluso un poco desgarrador, sanguinario, pero donde la comida no deja de ser un elemento interesante por razones necesariamente oscuras. Y es que Sweeney Todd es este barbero (un asesino que busca venganza en Londres), que encuentra en Mrs Lovett, una aliada. Y los cadáveres que va degollando Sweeney Todd en su barbería, Mrs. Lovett los convierte en pais y los vende. Es una historia absolutamente increíble, trágica, profunda, pero igualmente con música muy conmovedora, muy interesante. Y es una de las obras musicales más importantes de los últimos tiempos.     

Amigas y amigos, como pueden ver hay múltiples ejemplos de la relación tan interesante entre la gastronomía y la música, y cómo se han complementado a lo largo de los siglos; fuimos desde el siglo XVIII con Telemann hasta el siglo XX con Sweeney Todd. Y este fue un episodio más de su podcast Allegro con batuta. Amigas y amigos, yo soy Iván López Reynoso, nos escuchamos la próxima. Muchas gracias.  

Rúbrica: Una partitura no es una pieza de museo, no es un monumento inalterable, no es un recuerdo estancado. Una partitura se toca, se platica, se arruga, se escucha. Allegro con batuta. Un podcast de perspectivas y análisis sobre el panorama musical y artístico. Con Iván López Reynoso. CulturaUNAM.  

[Fin]