Por la dignidad humana 2: Poema – Los Muertos

Una charla con la poeta María Rivera sobre su poema Los Muertos, desde el contexto de la marcha nacional por la paz en 2011, que se mantiene tristemente vigente hoy en día en México y América Latina.

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  • Anfitrión: Jacobo Dayán
  • Episodio: 2
  • Duración: 15:38
  • Etiquetas: #derechosHumanos, #pandemia, #coronavirus, #filosofía, #estética, #JacoboDayán, #MaríaRivera, #poesía, #LosMuertos

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Transcripción de Por la Dignidad Humana Capítulo 2

Anfitrión: Jacobo Dayán

Capítulo 2. Poema: Los muertos

Intro: I had a dream that all man are created equal (voz de Martin Luther King). CulturaUNAM presenta. Porque parece que no todos nacemos iguales. Que no se garantizan los derechos humanos. Que la justicia no es justa. Por eso debemos hablar [Dos voces de locutoras] [Fragmento de El Aguante de Calle 13]. Por la Dignidad Humana. Un podcast de la Cátedra Nelson Mandela.

[Habla Jacobo Dayán]: En 2006 inició la espiral de violencia nuestro país, ya para 2009 Teresa Margolles llevó a la Bienal de Venecia su exposición ¿De qué otra cosa podríamos hablar? Las manifestaciones artísticas no tardaron en reflejar el horror. En 2011 se articuló el primer gran movimiento nacional de víctimas alrededor del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. En su caravana de Cuernavaca a la Ciudad de México, en el Zócalo, Maria Rivera leyó su poema Los muertos, que desde entonces se ha convertido en un referente sobre los años de violencia en nuestro país. María, qué te motivó a escribir el poema Los muertos.

[Habla María Rivera]: Escribí el poema Los muertos en el año 2010, tras la matanza de los 72 migrantes en Tamaulipas. En realidad yo estaba trabajando, digamos, en un libro entre la asociación entre poesía y política. Y, bueno, pues era también el año del Bicentenario y estaba yo en estado de absoluta desesperación por lo que ocurría en México. Me parecía, además, que estaba completamente criminalizadas las víctimas y que no había en el espacio público un discurso capaz de desmontar la propaganda oficial, eh, sobra decir que la poesía muchísimo menos. De allí que me pidieron un poema para una antología que se hacía para el Día de muertos y en ese momento me pareció muy claro que no podía escribir ningún tipo de poesía, vamos, corte privado, y que si algo se tenía que escribir ese año para Día de muertos era justamente sobre las víctimas.

[Jacobo Dayán]: ¿Cómo ha sido recibido este poema por las víctimas de la violencia?

[María Rivera]: Ha tenido una recepción, eh, muy particular, completamente anómala. Es una anomalía, digamos, dentro de la literatura mexicana porque trascendió con mucho el mundo literario y se convirtió en un acto político, a través de la lectura en la marcha del del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, en la primera marcha. Y las víctimas pues han tenido la oportunidad de escucharlo, yo pensé en un inicio que era terrible para ellas, me me sentía mal por haberlo escrito. Pero bueno, al menos me consoló saber que muchas de las víctimas consideran el texto importante para ellos. Alguna vez me dijo Javier Sicilia que era… que había encontrado… que había podido llorar a su hijo cuando lo escuchó. Es un honor. Por otro lado, muchas de las víctimas que aparecen en el poema pues evidentemente ya no tienen voz. El poema habla de casos reales y ha sido una aliciente, una forma consuelos, pensar que esas victimas se han escuchado en todo el mundo. El poema ha tenido repercusiones y se ha leído fuera del país y ha conmovido, digamos, a personas muy alejadas de su tragedia. Entonces, creo que en ese sentido el poema ha cumplido con un cometido que yo jamás pensé que pudiera alcanzar.

[Jacobo Dayán]: ¿Qué lecturas del poema recuerdas como particularmente importantes o relevantes?

[María Rivera]: Poemas leído en múltiples ocasiones, en distintos lados, en todo el país y fuera de México. Entre las lecturas que recuerdo como más significativas, evidentemente fue la primera que fue en el Zócalo de la Ciudad de México en abril del año 2011, tras el asesinato del hijo de Javier Sicilia, y la primera manifestación que hubo y que dio origen al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. En esa marcha, en esa leí yo el poema, una periodista lo grabó y lo subió a YouTube y se volvió, digamos, un fenómeno viral. Pero recuerdo también digamos una lectura muy importante que se hizo en Nueva York y que estaba ahí una persona, una mujer, que huyó de México, una víctima, y tras la lectura del poema dijo algo que me erizó la piel. Y dijo que el poema estaba basado en ella. Esta mujer fue violada multitudinariamente, escapó de México y logró llegar a Nueva York. Y ahí decía, porque en el poema solamente hay una persona viva, en el poema Los muertos, que es una mujer que sobrevive. Y justamente ella decía que se identificaba con esa persona y con todo el poema, digamos. Hubo otra lectura también en Madrid y ha habido unas lecturas en Inglaterra que han sido también muy estremecedoras.

[Jacobo Dayán]: Aparte de marchas de víctimas, ¿en que otros lugares o momentos se han dado lecturas de este poema?

[María Rivera]: Las lecturas que el puede más suscitado digamos ha suscitado lecturas en distintos ámbitos artísticos, como el teatro, la música, el cine…Especialmente en el cine se han hecho diversos cortos con el poema, por diversos cineastas, y han obtenido premios estas interpretaciones, digamos, visuales. Han obtenido premios fuera de México, ha estado en festivales. Y en el teatro, la Compañía Nacional de Teatro hizo una obra que se llamó Misericordia donde interviene el poema. En fin, ha tenido diversas lecturas. También unos artistas visuales hicieron una interpretación del poema en el muro fronterizo de Sonora, y lo pintaron en kilómetros del del muro fronterizo, pero traducido al braille. Era una espléndida metáfora de cómo los muertos empezaron a dejar de hablar, cómo nos dejó de importar ese genocidio que está ocurriendo en el país.

[Jacobo Dayán]: A 10 años de haber escrito el poema, cuál es tu lectura sobre la realidad actual del país.

[María Rivera]: Bueno, hace 10 años que escribí el texto, se cumplen 10 años justamente ahora, en este año. Se cumplieron ya, y bueno la situación actual sigue siendo muy mal, el genocidio sigue en marcha. Pero considero que la situación es peor, porque a la gente ya no le importa, porque el gobierno militarizó la seguridad pública, porque ya no se habla de lo que ocurre, porque ante tragedias inconmensurables como la muerte de niños y mujeres en Sonora no hubo una escucha, digamos, gubernamental. Es una desgracia, es una desgracia total que esta situación continúe.

[Jacobo Dayán]: María, el poema hoy, ¿sería distinto o desgraciadamente sigue siendo vigente?

[María Rivera]: Bueno, el poema por desgracia me parece que sigue vigente, en nuestra situación, como decía, no ha cambiado, los muertos no han obtenido justicia, entonces qué más hubiera querido yo que el poema perdiera vigencia al cabo de los años; nada de eso ha ocurrido. Y bueno la poesía justamente es un arma muy poderosa para quitar la tierra que yace sobre los muertos y los silencia. Y también para hablar con la verdad, porque no tiene intereses, porque no es servil al poder, porque no habla para los poderosos sino para la gente, y porque finalmente es la voz de todos. Espero, lo digo de veras de corazón, que en unos años ese poema quede, digamos, como un testimonio, una obra artística sobre los terribles años que nos tocó vivir… pero estamos muy lejos de ello.

[Jacobo Dayán]: Gracias, María. Escuchemos el poema en esta interpretación, en 2011, en la caminata del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad hacia la Ciudad de México.

[Grabación del poema]

[Voz de María Rivera]: Buenas tardes. Yo voy a leer un poema que se llama a Los muertos.

Allá vienen

los descabezados,

los mancos,

los descuartizados,

a las que les partieron el coxis,

a los que les aplastaron la cabeza,

los pequeñitos llorando

entre paredes oscuras

de minerales y arena.

 

Allá vienen

los que duermen en edificios

de tumbas clandestinas:

vienen con los ojos vendados,

atadas las manos,

baleados entre las sienes.

 

Allí vienen los que se perdieron por Tamaulipas,

cuñados, yernos, vecinos,

 

la mujer que violaron entre todos antes de matarla,

el hombre que intentó evitarlo y recibió un balazo,

la que también violaron, escapó y lo contó viene

caminando por Broadway,

se consuela con el llanto de las ambulancias,

las puertas de los hospitales,

la luz brillando en el agua del Hudson.

 

Allá vienen

los muertos que salieron de Usulután,

de La Paz,

de La Unión,

de La libertad,

de Sonsonate,

de San Salvador,

de San Juan Mixtepec,

de Cuscatlán,

de El Progreso,

de El Guante,

llorando,

a los que despidieron en una fiesta con karaoke,

y los encontraron baleados en Tecate.

 

Allí viene al que obligaron a cavar la fosa para su hermano,

al que asesinaron luego de cobrar cuatro mil dólares,

los que estuvieron secuestrados

con una mujer que violaron frente a su hijo de ocho años

tres veces.

 

¿De dónde vienen,

de qué gangrena,

oh linfa,

los sanguinarios,

los desalmados,

los carniceros

asesinos?

 

Allá vienen

los muertos tan solitos, tan mudos, tan nuestros,

engarzados bajo el cielo enorme del Anáhuac,

caminan,

se arrastran,

con su cuenco de horror entre las manos,

su espeluznante ternura.

 

Se llaman

los muertos que encontraron en una fosa en Taxco,

los muertos que encontraron en parajes alejados de Chihuahua,

los muertos que encontraron esparcidos en parcelas de cultivo,

los muertos que encontraron tirados en la Marquesa,

los muertos que encontraron colgando de los puentes,

los muertos que encontraron sin cabeza en terrenos ejidales,

los muertos que encontraron a la orilla de la carretera,

los muertos que encontraron en coches abandonados,

los muertos que encontraron en San Fernando,

los sin número que destazaron y aún no encuentran,

las piernas, los brazos, las cabezas, los fémures de muertos

disueltos en tambos.

 

Se llaman

restos, cadáveres, occisos,

se llaman

los muertos a los que madres no se cansan de esperar

los muertos a los que hijos no se cansan de esperar,

los muertos a los que esposas no se cansan de esperar,

imaginan entre subways y gringos.

 

Se llaman

chambrita tejida en el cajón del alma,

camisetita de tres meses,

la foto de la sonrisa chimuela,

se llaman mamita,

papito,

se llaman

pataditas

en el vientre

y el primer llanto,

se llaman cuatro hijos,

Petronia (2), Zacarías (3), Sabas (5), Glenda (6)

y una viuda (muchacha) que se enamoró cuando estudiaba la primaria,

se llaman ganas de bailar en las fiestas,

se llaman rubor de mejillas encendidas y manos sudorosas,

se llaman muchachos,

se llaman ganas

de construir una casa,

echar tabique,

darle de comer a mis hijos,

se llaman dos dólares por limpiar frijoles,

casas, haciendas, oficinas,

se llaman

llantos de niños en pisos de tierra,

la luz volando sobre los pájaros,

el vuelo de las palomas en la iglesia,

 

se llaman

besos a la orilla del río,

se llaman

Gelder (17)

Daniel (22)

Filmar (24)

Ismael (15)

Agustín (20)

José (16)

Jacinta (21)

Inés (28)

Francisco (53)

entre matorrales,

amordazados,

en jardines de ranchos

maniatados,

en jardines de casas de seguridad

desvanecidos,

en parajes olvidados,

desintegrándose muda,

calladamente,

se llaman

secretos de sicarios,

secretos de matanzas,

secretos de policías,

se llaman llanto,

se llaman neblina,

se llaman cuerpo,

se llaman piel,

se llaman tibieza,

se llaman beso,

se llaman abrazo,

se llaman risa,

se llaman personas,

se llaman súplicas,

se llamaban yo,

 

se llamaban tú,

se llamaban nosotros,

se llaman vergüenza,

se llaman llanto.

 

Allá van

María,

Juana,

Petra,

Carolina,

13,

18,

25,

16,

los pechos mordidos,

las manos atadas,

calcinados sus cuerpos,

sus huesos pulidos por la arena del desierto.

 

Se llaman

las muertas que nadie sabe nadie vio que mataran,

se llaman

las mujeres que salen de noche solas a los bares,

se llaman

mujeres que trabajan salen de sus casas en la madrugada,

se llaman

hermanas,

hijas,

madres,

tías,

desaparecidas,

violadas,

calcinadas,

aventadas,

se llaman carne,

se llaman carne.

 

Allá

sin flores,

sin losas,

sin edad,

sin nombre,

sin llanto,

duermen en su cementerio:

 

se llama Temixco,

se llama Santa Ana,

se llama Mazatepec,

se llama Juárez,

se llama Puente de Ixtla,

se llama San Fernando,

se llama Tlaltizapán,

se llama Samalayuca,

se llama el Capulín,

se llama Reynosa,

se llama Nuevo Laredo,

se llama Guadalupe,

se llama Lomas de Poleo,

se llama México.

 

CulturaUNAM presentó. UNAM. [FIN]

Invitada de este podcast

María Rivera (Ciudad de México, 1971) poeta y promotora cultural.

Por la dignidad humana

Por la dignidad humana busca generar conciencia y profundizar en el vínculo entre los derechos humanos, el pensamiento crítico y el quehacer de las artes. Ante un entorno nacional y global de violencia creciente, resulta primordial poner el foco en la dignidad humana, la cultura de paz y la promoción y exigencia de los derechos humanos por medio de la cultura y el arte.

Jacobo Dayán

Jacobo Dayán

Anfitrión

Jacobo Dayán es especialista en Derecho Penal Internacional, Justicia Transicional y Derechos Humanos. Fue director de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, investigador de eventos de macro criminalidad en México en el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México y coordinador de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las artes de la UNAM. Es el director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM, profesor en la Universidad Iberoamericana de la materia Genocidio y Crímenes contra la Humanidad y columnista en Animal Político.

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