Por la dignidad humana T2-1: Militarización, seguridad y democracia
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- Anfitrión: Jacobo Dayán
- Temporada: 2
- Episodio: 1
- Duración: 23:38
- Etiquetas: #ErnestoLópezPortillo, #Militarización, #ProgramadeSeguridadCiudadanadelaUniversidadIberoamericana, #GuardiaNacional, #LópezObrador, #FelipeCalderón, #EnriquePeñaNieto, #PresidenteLópezObrador
Transcripción
Por la Dignidad Humana
Segunda Temporada #PodcastCulturaUNAM
Capítulo 1: Militarización, seguridad y democracia
Anfitrión: Jacobo Dayán
Invitado: Ernesto López Portillo
[Intro]: Vaya paradoja que supone el hecho de que, precisamente, cuando el Estado mexicano decidió crear un órgano de Estado para construir, se supone, una política precisamente de estado civil, en seguridad. Cuando el Estado mexicano decidió incluir que la seguridad es una función civil, incluirlo así en la Constitución es, precisamente, al mismo tiempo, cuando se transfiere a los militares, como nunca antes, la función de seguridad pública.
[Rúbrica]: I had a dream that all men are created equal (voz de Martin Luther King). CulturaUNAM presenta. Porque parece que no todos nacemos iguales. Que no se garantizan los Derechos Humanos. Que la justicia no es justa. Por eso debemos hablar [Dos voces de locutoras] [Fragmento de El Aguante de Calle 13]. Por la Dignidad Humana. Un podcast de la Cátedra Nelson Mandela.
[Habla Jacobo Dayán]: Qué tal, soy Jacobo Dayán, coordinador de la Cátedra [Extraordinaria] Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes, en este pódcast estaremos hablando con Ernesto López Portillo, Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.
Ernesto, desde hace ya tres sexenios se ha ido dando una evolución de la presencia de los militares en la seguridad pública en México, la pregunta que surge es… sabemos que las policías del país están en un grado problema, han sido abandonadas por años, no hay confianza… ¿Hay alternativa a no usar los militares en seguridad pública ante este debacle de las policías? ¿Y si es recomendable la presencia militar ocupando tareas de seguridad? Esas son las preguntas iniciales con las que me gustaría arrancar la plática sobre Militarización, seguridad y democracia contigo.
[Habla Ernesto López Portillo]: La militarización de la seguridad pública no es nueva, en estricto sentido, sin embargo atraviesa por etapas de intensificación, hasta llegar a lo que hemos denominado “la etapa superior del militarismo”.
Lo que dicen las personas que han estudiado a profundidad la historia de la función policial y de la seguridad pública en México, es que los militares siempre han tenido un rol, siempre han participado en esas tareas. Sin embargo, la investigación tiene un consenso muy amplio, en el sentido de que, a partir de 2006-2007, con el presidente Calderón, se inicia una nueva etapa de militarización intensiva y acelerada de la seguridad pública, y ahí hay que insertar, dentro de la seguridad pública, también de la procuración de justicia, al menos en las tareas militares de persecución de la delincuencia. Nosotros hemos identificado cinco tendencias, cinco tendencias que pueden ayudar a entender que esta última etapa de la historia.
La primera tendencia es la militarización directa, que es el despliegue de militares en tareas internas, en tareas de seguridad pública. Al, igual que en sexenios federales anteriores se había dicho que la intervención militar era excepcional; en realidad, lo que ha pasado es que en el periodo 2000-2006 se encontraban desplegados un promedio de 32,500 soldados en tareas de seguridad pública, y para la presidencia de Calderón había ya casi 50 mil. El despliegue de Peña Nieto inicialmente redujo los niveles con respecto al periodo 2000-2006… comparables al periodo 2000-2006. Pero entre 2016 y 2018 hubo un cambio de estrategia y tenemos un promedio de 53 mil soldados desplegados, además de poco más de 16 mil marinos.
Ya para el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se han rebasado todos los límites previos. Y, con los datos que tiene el Programa de Seguridad Ciudadana, podemos decir que para agosto de 2021 ya se reportaban desplegados 98, 500 soldados, 27, 400 marineros y 90 mil efectivos de la nueva Guardia Nacional, integrados como bien se sabe, en gran mayoría, por personal militar. Así que estamos en la etapa de mayor intensidad, por mucho, del despliegue militar en tareas de seguridad pública.
Cuando se habla de militarización de la seguridad pública suele pensarse en los militares haciendo funciones policiales y… es correcto, pero hay otras tendencias que van en el mismo sentido y que no corresponden solamente a las autoridades militares. Llamamos la “militarización indirecta”, al hecho de que las instituciones civiles adquieran características y lógicas propias de las instituciones militares.
La “militarización directa” es aquella en donde las fuerzas armadas intervienen en tareas civiles de seguridad y la “militarización indirecta” es aquella en donde las instituciones civiles adquieren las características y lógicas propias de las instituciones militares. Con lo cual se suman dos tendencias, una desde las fuerzas armadas y otra desde las instituciones civiles en seguridad.
Ahora, en la tercera tendencia sucede algo más profundo, en términos estructurales, y es cuando las fuerzas armadas realizan cambios estructurales, cambios en su organización, para adaptarse con el paso del tiempo a las necesidades específicas de su intervención en seguridad pública. Y aquí hay un ejemplo, especialmente contundente, que es, en el caso de México, el crecimiento de 6 mil a más de 35 mil policías militares. Este crecimiento se da en el sexenio del presidente Peña, preparándose, las fuerzas armadas precisamente a través de la formación de policías militares… preparándose para asumir la función de la seguridad pública. Es un ejemplo especialmente contundente porque, además, es en el sexenio de Peña cuando se frena el crecimiento de la policía federal y se dispara el crecimiento de la policía militar.
Hay una cuarta tendencia que tiene todavía más profundidad, en términos políticos institucionales y normativos, esta cuarta tendencia es cuando el poder estructural, acumulado por los militares, como actor hegemónico en la seguridad, se manifiesta con actos de influencia política orientada hacia reformas legales, que representa la identidad y misión adoptadas por las fuerzas armadas, y aquí el ejemplo principal es la Ley de Seguridad Interior. Como sabemos fue promulgada y, luego, fue declarada como inconstitucional, toda ella, por el pleno de la Suprema Corte. Pero lo importante aquí es la etapa de la historia contemporánea, a la que llegamos, en la que las propias fuerzas armadas realizan actos de promoción política de reformas legales, en beneficio, en interés y bajo los parámetros de la visión que tienen las propias fuerzas armadas de lo que hay que hacer. La Ley Seguridad Interior fue el primer antecedente importante, pero ahora estamos transitando, justamente, hacia la profundidad de esa acción política por parte de las propias fuerzas armadas.
[Jacobo Dayán]: Como comentas, la presencia de los militares se ha ido incrementando cada sexenio, incluso para cargos o funciones propias de los civiles, más allá de la seguridad. Se ha iniciado el uso de un término común el “militarismo”. ¿A qué se refiere este término?
[Ernesto López Portillo]: La quinta etapa, en estas cinco etapas que hemos identificando, es la llegada de México a lo que se entiende como un gobierno militarista. El gobierno militarista es aquel que celebra las cualidades superiores de las instituciones castrenses y las coloca por encima de las instituciones civiles.
Bueno, nunca antes, en la historia contemporánea, un presidente se había referido, como el presidente López Obrador, a las autoridades militares como “instituciones con características superiores a las instituciones civiles”. Nunca antes se había hecho con la frecuencia, la reiteración, que hace este presidente López Obrador.
Apenas el último ejemplo que tengo aquí en la mente es la comparación que hizo el presidente, entre la Universidad Nacional y el Colegio Militar, respecto a la presencialidad en medio de la pandemia. El presidente dijo que pues no era bueno comparar, pero comparó. Dijo: el Colegio Militar no ha parado sus actividades presenciales, palabras más, palabras menos, mientras la UNAM está viendo si regresa o no. Criticando pues, la manera en la que la UNAM ha administrado esa decisión y comparándola con los militares, poniendo pues a las instituciones militares, como decimos en el militarismo, por encima, en sus capacidades, en su honestidad, en sus competencias… Y aquí hay un detalle, especialmente potente en el militarismo y tiene que ver con el discurso que niega la corrupción de las fuerzas armadas, que niega errores en las fuerzas armadas; es una narrativa política donde el poder civil y el poder militar reorganizan su relación, de manera tal que se multiplica, se amplifica la influencia política de las fuerzas armadas.
Esto se observa, a nivel regional, también de manera creciente en América Latina, en palabras del doctor Wolf Grabendorff, que acaba de publicar un libro extraordinario sobre militares y gobernabilidad. Él habla de que lo que tenemos que entender, en esta etapa que nosotros llamamos militarismo, se trata no solamente de acceso a recursos; se trata de acceso a funciones (tradicionalmente o constitucionalmente civiles) sino también se trata de cuestiones mucho más sutiles, como el poder de veto. Es decir, la influencia por parte de las fuerzas armadas para decir qué sí y qué no, en las decisiones políticas fundamentales en un país, sin que necesariamente tengamos la posibilidad de confirmar, corroborar que las decisiones ya están siendo tomadas por el estamento militar.
Esto es el militarismo, el militarismo lo entendemos como la fase superior de la militarización de la seguridad y, en el caso de México se trata de una multiplicación desproporcionada, e incontenible, de invasión de funciones por parte de las fuerzas armadas, en funciones constitucionalmente definidas como civiles.
[Jacobo Dayán]: ¿Cuáles son los riesgos de este incremento de presencia militar en la vida pública?
[Ernesto López Portillo]: En las investigaciones que hemos hecho distintos grupos de trabajo en los, al menos, vamos a decirlo, en los últimos cinco años. Algo de lo que hemos hecho es investigar el conocimiento internacional comparado en materia de prevención de las violencias, en el contexto de la seguridad ciudadana. Entre otras cosas, lo que hemos hecho es buscar en dónde se habla, en dónde se recomienda, en dónde se incluye la intervención militar, en tareas de prevención de las violencias.
Bueno, puedo decirles, después de la revisión de más de 250 reportes, incluso divididos entre los reportes que tienen evaluaciones de impacto y reportes que no tienen evaluaciones de impacto, en una larga-larga investigación, en donde pudimos reunir toda esta cantidad de reportes y revisarlos, nunca en ningún reporte proviniendo de ninguna región, a nivel internacional, se recomienda la participación de las fuerzas armadas, de manera regular, en tareas de seguridad ciudadana y concretamente de prevención de las violencias. ¿Por qué? El consenso es clarísimo a nivel internacional, las fuerzas armadas están entrenadas para algo diferente. Y si recordamos las palabras del entonces Secretario de la Defensa, general Cienfuegos, secretario en la administración del presidente Peña. Él dijo: “estas funciones no nos corresponden, no estamos preparados para ellas.” Esas son palabras que las propias fuerzas armadas le han dado a este país, antes de pasar a esta última etapa, en la que estamos ahora, donde se han trascendido, se han violentado todos los límites constitucionales, pero además del bloque de constitucionalidad que establece que las fuerzas armadas no deben hacer estas funciones, principalmente por los riesgos que implican. Y los riesgos tienen que ver con el exceso en el uso de la fuerza, el exceso en la letalidad, particularmente… pero también tienen que ver con un registro documentado amplio, histórico ya, de las últimas décadas, de muchas de las violaciones a los derechos humanos y de las atrocidades más graves, precisamente a manos de las fuerzas armadas.
No por otra cosa, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos ya acumula muchas sentencias en donde insiste en los criterios de excepcionalidad, temporalidad, subordinación, fiscalización, de la intervención militar; en donde lo que hay de acuerdo es que bajo ninguna hipótesis la autoridad militar debe funcionar de manera autónoma en tareas de seguridad pública y, en todo caso, si interviene en estas tareas tiene que ser subordinada a la autoridad militar, fiscalizada por la autoridad militar y tienen que ser intervenciones temporales.
[Jacobo Dayán]: Si entiendo bien, hay riesgos mucho más allá de la seguridad misma, que ya de por sí ya es grave. ¿La democracia misma está en riesgo con este aumento de la presencia militar?
[Ernesto López Portillo]: La investigación comparada internacional, más reciente, comparando, por lo pronto, más de 15 países en América Latina; preguntándose qué está pasando en la región, en la relación entre las autoridades civiles y militares, lo que se está diciendo es que las fuerzas armadas han pasado a cumplir el papel de actores multifuncionales; que ante la insistencia de los respectivos gobiernos deben realizar muchas tareas que las instituciones civiles, a menudo la propia policía, son incapaces de hacer. Según algunas perspectivas teóricas, incluso hay que hablar de escasez de instituciones estatales-civiles, más allá de militarización, proponen algunos autores. El mejor enfoque es abordar quién es responsable de este tipo de militarización o a qué intereses sirve realmente. Y aquí es donde entra la discusión más política.
La discusión más política lo que nos dice, en palabras de Wolf Grabendorff, es que asistimos en América Latina a una bancarrota de la gobernanza civil. Él dice que las autoridades civiles han entendido que no pueden gobernar sin las autoridades militares. Y esto nos abre pues una nueva etapa, con preguntas complejísimas, con respecto a qué sigue en la democracia en México y en la región. Brasil es un ejemplo especialmente contundente, hay un dato que nos acaban de dar. En el gobierno de Bolsonaro, hoy en Brasil, hay más militares en funciones de autoridad pública, originalmente civiles, que cuando fueron los gobiernos militares mismos de Brasil. Es decir, hay un crecimiento en algunas partes inusitado, Brasil y México son ejemplos especialmente importantes, con un crecimiento inusitado en la ocupación de funciones civiles por parte de las fuerzas armadas, y entonces Grabendorff lo que insiste es en la responsabilidad civil, de la incapacidad de los gobiernos civiles para construir una gobernabilidad democrática que no pase por el soporte militar. Con esto la pregunta, insisto, crece o las preguntas crecen, porque estamos mucho más allá de la discusión sobre si vamos a darles la seguridad (el control de la política de seguridad a los militares). Aquí la pregunta es mucho más delicada es: ¿Si vamos a depender de los militares para construir gobernabilidad en México y en la región? Y eso, a su vez, lleva a una siguiente pregunta: si esto fuera así, pues hasta dónde llegará el poder de los militares.
Estamos hablando de una transferencia del poder civil al poder militar, vamos a decir, no traumática, en términos de golpes estado, no violenta, en términos de golpes de estado, pero sí una transferencia a cuentagotas y, a la vez, acelerada, si puede decirse así; una transferencia de poder, que ya puede decirse que en algunos lugares son más militares que nunca (en funciones civiles), aun estando en la presidencia funcionarios civiles. Entonces, estamos en un nuevo acuerdo político, la región vive un nuevo acuerdo político que, aquí en México y en algunos otros lugares, insistimos en categorizar como militarismo, la pregunta es: ¿Hasta dónde llegará la influencia política, los recursos? Esto a su vez acompañado por otra gran pregunta, que tiene que ver con la opacidad de las fuerzas armadas. En el Programa de Seguridad Ciudadana trabajando con Intersecta y trabajando con el Centro [de Derechos Humanos Miguel Agustín] Pro hicimos una mesa sobre opacidad y fuerzas armadas, la pueden ustedes encontrar en el canal de YouTube del Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero. Y es extremadamente, primero evidente, la opacidad mayor de las fuerzas armadas, y segundo, preocupante que las fuerzas armadas no rinden cuentas y no buscan transparencia en temas tan graves como las violaciones graves a derechos humanos, la rendición de cuentas sobre ellas, pero ahora, también en temas que van siendo cada vez más importantes, como el acceso a recursos.
[Jacobo Dayán]: Queda claro que el problema es más político que técnico, la evidencia es clara, la voluntad política parece que no dar para cambiarlo. ¿Existen alternativas a esto?
[Ernesto López Portillo]: Vaya paradoja que supone el hecho de que, precisamente, cuando el Estado mexicano decidió crear un órgano de Estado para construir, se supone, una política precisamente de estado civil, en seguridad. Cuando el Estado mexicano decidió incluir que la seguridad es una función civil, incluirlo así en la Constitución es, precisamente, al mismo tiempo, cuando se transfiere a los militares, como nunca antes, la función de seguridad pública.
En síntesis, estamos ante una capitulación civil. La teoría está hablando de bancarrota de la gobernanza civil, en muchos países de América Latina, para México, la incompetencia de las autoridades civiles, de cara a las violencias es evidente y se va trazando una ruta de transferencia de funciones, de intervenciones hacia la autoridad militar, que desde luego no tiene consigo elementos para considerar que esa será la respuesta adecuada para resolver nuestra crisis de violencias. La pregunta es a quién beneficia y para qué es todo esto, en términos del cambio en la relación cívico-militar. Eso es lo que podemos colocar como la pregunta central.
Los militares ya están en los gobiernos de México y en otros países de la región. Ya están integrados a los gobiernos y están haciendo cosas que hacían las autoridades civiles, sin que exista un diseño institucional y constitucional que respalde esta decisión. Por último, me interesa decir que se está señalando en la investigación académica más reciente, que este acceso de los militares a poderes y a recursos, permite precisamente que las autoridades castrenses accedan a otras fuentes de financiamiento y relacionado con un financiamiento que, comparativamente a nivel internacional, es bajo para la inmensa mayoría de los países en América Latina. Esto nos abre, otra vez, preguntas muy delicadas, porque lo que parece estar pasando, lo que observamos, es que el acceso a recursos que tienen ya a la fuerzas armadas en México, además del proceso de entrega del presupuesto público federal creciente, de manera desproporcionada e inusitada, el acceso a recursos, la posibilidad de que administren sus propios recursos las fuerzas armadas y autogeneren recursos es una decisión, también política, que empodera a las fuerzas armadas más allá de los límites constitucionales, como un actor político que ha sido habilitado para incrementar sus posibilidades de financiamiento.
Así las cosas, la militarización y el militarismo, son etapas que significan, desde la perspectiva del Programa de Seguridad Ciudadana, quizá la mayor alteración estructural, en términos políticos y constitucionales, actualmente en curso en este país. Sin duda, con un futuro muy impredecible, en términos de sus consecuencias, en tanto que México no ha transitado hacia un reforma democrática de las políticas e instituciones de seguridad, lo cual nos abre paso a una intervención militar, en un contexto de ausencia de estado de derecho o debilidad crónica del estado de derecho, dejándonos pues con interrogantes delicadísimas.
[Jacobo Dayán]: Gracias, Ernesto, este es un tema central en la vida democrática y, evidentemente, en la seguridad, ante los niveles de violencia que estamos viviendo en México, pero que ataca al corazón mismo de la democracia. Seguramente estaremos hablando de este tema y sus riesgos en los próximos años, desgraciadamente, pero es central tener una discusión pública y realizar pedagogía sobre la presencia de los militares o lo militar en la vida pública de México y, como bien dices, de la región. Muchas gracias, Ernesto.
CulturaUNAM presentó.
UNAM
[Fin de Podcast]
Semblanza de invitado
Ernesto López Portillo: Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana CDMX (El twitter de Ernesto es @ErnestoLPV).
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Por la dignidad humana
Por la dignidad humana busca generar conciencia y profundizar en el vínculo entre los derechos humanos, el pensamiento crítico y el quehacer de las artes. Ante un entorno nacional y global de violencia creciente, resulta primordial poner el foco en la dignidad humana, la cultura de paz y la promoción y exigencia de los derechos humanos por medio de la cultura y el arte.

Jacobo Dayán
Anfitrión
Jacobo Dayán es especialista en Derecho Penal Internacional, Justicia Transicional y Derechos Humanos. Fue director de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, investigador de eventos de macro criminalidad en México en el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México y coordinador de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las artes de la UNAM. Es el director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM, profesor en la Universidad Iberoamericana de la materia Genocidio y Crímenes contra la Humanidad y columnista en Animal Político.