Prototipos para navegar T2-2: Medios inestables: memoria y cultura digital

En este segundo episodio de la nueva temporada de Prototipos para navegar, conversamos con Paola Gallardo, subdirectora del Laboratorio Arte Alameda, y Claudio Hernández, jefe del laboratorio de conservación del MUAC. Abordamos los riesgos que vislumbran en los archivos de artes mediáticas, la memoria de la cultura digital a corto y mediano plazo, los cambios que perciben a raíz de la pandemia, y la función social de este tipo de acervos. Preguntamos: ¿por qué es importante la memoria de estas prácticas y su conservación? y ¿qué tipo de saberes residen en estos acervos?.

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  • Anfitriona: Tania Aedo
  • Invitadxs: Paola Gallardo y Claudio Hernández
  • Temporada: 2
  • Episodio: 2
  • Duración: 32:33
  • Etiquetas: #PrototiposParaNavegar, #MaxAub, #CátedraMaxAub, #futuro, #TaniaAedo, #LaboratorioArteAlameda, #MUAC, #archivos

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Transcripción del pódcast de la Cátedra Max Aub

Prototipos para navegar

Segunda Temporada #PodcastCulturaUNAM

Capítulo 2. Medios inestables: memoria y cultura digital

Anfitriona: Tania Aedo

Invitados: Paola Gallardo y Claudio Hernández

Intro: Como que nos falta todavía un pasito más para el lugar donde estas obras sean plenamente aceptadas, no solo conceptualmente sino materialmente con la problemática de obsolescencia, de permanencia, de migración, etcétera, que puedan llegar a los recintos institucionales, que puedan formar parte de los acervos y que se pueda acercar a ellos para estudiar esta parte de la historia del arte y de la escena en México.

Rúbrica

Cultura UNAM, presenta:

No se trata de cuánto cambió nuestra vida por la pandemia. Se trata de cuánto podemos cambiarla a pesar de ella.

Cubrebocas hechos en casa. Teatro a la distancia. Talleres online. Prevención de enfermedades. Qué puede esperar de nosotros el futuro contingente?

Prototipos para navegar. Un podcast de la Cátedra Extraordinaria Max Aub, Transdisciplina en arte y tecnología. Con Tania Aedo.

[Habla Tania Aedo]: La relación entre arte y tecnología es muy muy larga. Los griegos antiguos, por ejemplo, tenían la palabra techne, la usaban para nombrar las dos cosas: arte y técnica. Así podemos encontrar muchos ejemplos a lo largo de la historia de esta especie en que arte y tecnología han estado relacionados de formas absolutamente singulares. La máquina piedra Antikitera en Grecia, o el edificio Kukulkán de los que no podríamos separar arte de tecnología. Estas formas de relacionarse, además, están ancladas en distintas materialidades: piedras, papel, lienzos de tela, madera, metal, máquinas de distintos tipos, inscripciones e incluso la voz humana, el cuerpo. Sujetas a distintas formas de contingencia y, por supuesto, a la entropía, al desgaste natural de las cosas. Entonces, para que nosotros podamos acceder a ellas, para contemplarlas o estudiarlas, requieren de cuidados muy específicos. Pero si hablamos del presente de las prácticas que suceden en los cruces entre arte, ciencia y tecnología, prácticas como el arte digital, las artes electrónicas e incluso el arte biomedial, en donde, con observación, implica mantener viva a una comunidad de seres de diversa complejidad, por ejemplo. Entonces, fenómenos como la obsolescencia programada y la falta de conocimiento sobre los procesos internos de las máquinas hacen muy compleja su documentación y su conservación. Es por eso que muchos autores hablan de medios inestables y vulnerables acerca del entorno digital. Entonces ¿qué riesgos nuevos presentan los objetos digitales? y ¿por qué sería importante documentar y guardar la memoria del arte en sus cruces con otras formas de conocimiento?

Y para hacernos estas preguntas invitamos a Paola Gallardo y a Claudio Hernández, quienes desde distintos lugares dedican sus días a la conservación de estas prácticas.

Paola Gallardo es licenciada en Comunicación Social por la UAM, es museógrafa por parte de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografia “Manuel Del Castillo Negrete” la ENCRyM del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Es subdirectora del Laboratorio Arte Alameda, es fundadora y coordinadora del Centro de Documentación Príamo Lozada. Por más de doce años ha estado involucrada en distintas áreas del ámbito museológico, desde donde ha desarrollado programas públicos, talleres y actividades paralelas para más de veinte exposiciones nacionales e internacionales.

Claudio Hernández Cursó la licenciatura en conservación y restauración de bienes muebles por la ENCRyM también, del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Es maestro en conservación de nuevos medios e información digital por la Academia de Arte de Stuttgart, en Alemania. Y desde 2009 está al frente del Laboratorio de Restauración del Museo Universitario Arte Contemporáneo, el MUAC.

[Habla Paola Gallardo]: ¿Cuáles son los riesgos que podría vislumbrar en estos archivos a corto y mediano plazo? Pues yo creo que, desde mi experiencia, dimensionar las narrativas que existen en estos materiales documentales, ¿no? Entender cuáles son aquellas fuerzas, aquellos conceptos, aquellas teorías que están operando detrás de estos materiales, y evidentemente, pues las tareas historiográficas implicadas al organizar y al tratar de hacer accesible un acervo. Muchos de los acervos que conozco tienen a su cargo, o están siendo resguardados por personas sumamente apasionadas. En el mejor de los casos estamos acompañados por instituciones que saben visibilizar la importancia de sus acervos, pero es una gran tarea que muchas veces se hace de forma individual, ¿no?, y es muy importante pensar en que necesitamos redes de apoyo, muchas disciplinas colaborando con la forma en que trabajamos estos acervos, biblioteconomía, historia del arte, el arte, la ingeniería, la programación, por mencionar algunas. Y una tarea que ciertamente me hubiera gustado hacer mucho más acompañada, como estos retos a corto y mediano plazo, pues es entender que la catalogación puede estar guiada por muchas disciplinas, ¿no?, principalmente decía yo la biblioteconomía, porque nos ayuda mucho a poder compartir esa información de forma más organizada; y son pasitos que parece que tiene uno que pensar al final cuando ya tienes el acervo organizado, pero que es vital, ahora lo sé, vital empezar a pensarlo desde el día uno.

La pregunta dos: ¿Qué cambios percibes a raíz de la pandemia? Pues el mundo se detuvo, ¿no? Con la pandemia el mundo se detuvo y eso que por tantos siglos nos habían dicho que no era posible, pues, pasó. El tren del proceso se paró, y entonces volteamos a la memoria, volteamos inmediatamente a nuestros archivos y aquellas cosas que teníamos en casa, aquellas cosas como lugares que fomentan cultura y memoria, que teníamos al alcance. Y es muy interesante ver cómo nos enseñó que la memoria no se detiene, está viva, y se mueve con los elementos que tiene para hacerlo. Entonces, pienso en relecturas, pienso en cómo, pues nada, esos elementos existen. Y lo valioso del archivo es poder tener estas relecturas que nos permiten sacar temas que posiblemente en los mismos archivos ni siquiera estaban explícitamente dichos, pero que queremos releer en este momento. No es casualidad hablar de los temas que tratamos en el archivo actualmente, ¿no?, cambios climáticos, desigualdades, el nivel de violencia que tenemos, ni buscar en esa memoria los temas que resuenan, el arte, el archivo, al final, son fractales de un acontecer mucho más grande que es nuestra existencia humana.

Pregunta tres: Sobre todo preguntarte sobre la función social de este tipo de acervos y por qué son importantes. Pues bueno, el acervo que trabajo es el del Centro de Documentación Príamo Lozada, es un acervo joven, tiene desde 2015 abierto formalmente, y desde ese momento pues no hemos dado a la tarea de pensar qué es lo que conservamos, cómo lo conservamos, cuáles son nuestros alcances hacia la conservación. Entonces nos hemos acercado a muchísimas, como decía antes, la restauración, la conservación también han sido aliadas en estos momentos. Y lo que trabaja el Centro de Documentación principalmente, pues, son temas de museografía y museología. Pensemos en esta disciplina como una disciplina naciente, ¿no? Tendrá unos sesenta años que estamos hablando del quehacer de los museos, y pues los documentos que tenemos dan cuenta de las prácticas museales y los proyectos, como los proyectos artístico-curatoriales tienen lugar en espacios específicos, ¿no? En este caso por ejemplo, el caso del Centro de Documentación trabaja con todas las exposiciones de laboratorio, arte alameda, y a parte de tener la votación del laboratorio, tiene la peculiaridad de estar albergado que tiene el museo, su espacio físico, en un convento del siglo XVI. Entonces, la riqueza de cruzar, de adaptar estos proyectos artístico-curatoriales desde la conceptualización hasta ya la puesta en espacio, pues da cuenta de muchos muchos proyectos y de muchas personas que trabajan estos procesos. Revisar estos elementos documentales nos hace darnos cuenta, por ejemplo, de que la idea renacentista del artista como único ser iluminado y creador, pues, queda pequeña actualmente, ¿no?, y que nuestro entendimiento del arte debe empujarse hacia como actualmente es: una suma de ámbitos colaborativos para las personas, por ejemplo, artistas, estudiantes, museógrafos. Es muy importante tener estos antecedentes, porque, si bien es cierto que todas las prácticas, bueno, cualquier cruce entre arte y ciencia, pues es un nuevo proyecto, pero ayuda a tener referentes y antecedentes de esta forma de hacer. Entonces, la historia y la memoria son cíclicas, y el acervo humildemente nos enseña que nadie es dueño del conocimiento y que estas cosas se deben compartir para sumar, para poder rehacer.

Y sobre la última preguntita de hablar sobre experiencias con públicos y acervo, pues, creo que fue como de repente desmitificar varias cosas, ¿no?, que tenemos siempre, o sea, por ejemplo, la obsolescencia como el mayor y único reto de los acervos, la idea de que la digitalización es la única respuesta hacia la conservación de los acervos; pero siempre he tenido una postura secundada por algunos colegas de que en realidad, o sea, la conservación física es como una parte sumamente importante, ¿no?, la conservación y todas las medidas que hagamos en aras de preservar, de que podamos acceder a los contenidos el mayor tiempo posible es sumamente importante. Pero también creo que fue una manera muy sutil de darnos cuenta de que, a veces, si no tienes directamente acceso a los materiales físicos, los materiales que están volando, es decir, los materiales que alguna vez fueron liberados, los materiales que viven en este mundo digital, ¿no?, en internet, en nuestras webs, en nuestros correos, los materiales que no tratamos como con esta pureza. Y siempre me gusta a mí aventar la palabra profanar por ahí, porque profanar o hacer más promiscuo, ¿no?, también, el archivo, me encanta como que esa idea de dejarlo libre y de no dejarle el peso de la conservación con esta idea de conservar, resguardar, guardad, como un féretro, ¿no? Y ahí es donde me gusta apuntar la promiscuidad del acervo y hacia como profanarlo, no tener miedo de remixearlo, ¿no?, de remezclarlo. Y yo creo que en esta pandemia, pues, el museo se vio así, rápidamente empujado a un entendimiento del mundo digital, digo, personas que seguramente teníamos en nuestro entorno las aplicaciones y en fin, pero que no lo hacíamos de manera cotidiana, pues, tuvimos que, sí o sí, enfrentarnos a esas plataformas y a entender que la información muchas veces, el acceso a la información no necesariamente es desde el material original. Hablo, por ejemplo, puntualmente de cómo los acervos también se abrieron a partir de preguntas, de referencias, de fotos de los otros. Entonces, entender esta manera de cómo las redes sociales, ¿no?, que tampoco es la única solución de acceder, pero cómo sí que fueron fundamentales las aplicaciones, el internet para virar hacia el escucha. El museo comienza a ser un ente que está siendo cuestionado constantemente y que tiene que escuchar para responder, ¿no? Entonces, eso para mí fue sumamente enriquecedor, ver como los acervos liberados no solamente desde su presencia física, sino desde muchos otros como metadatos y como trayectos paralelos de, muchas veces, esos objetos que existen por ejemplo únicamente en fotografías de documentación. Pienso en dos casos importantes que me parece que fueron unos ejercicios muy lindos. Uno es la exposición de Wendy Cabrera Rubio y Alejandro Cámaras Frías, que trabajamos en Laboratorio Arte Alameda; se llamó Observaciones sobre historia natural y artes útiles. Y fue un ejemplo muy lindo porque se propuso como una exposición virtual, un take over que vinculaba la obra contemporánea y moderna de un México posrevolucionario a partir de núcleos como telecomunicación, agricultura, industria, educación y salud. Y gracias al apoyo del museo Nacional de Arte del INBA, el MUNAL, el Museo de Arte Moderno, el MAM, el Museo de Arte Carrillo Gil y por ahí si se me pasa algún otro; pues tuvimos la oportunidad de hacer una exposición para formato Instagram y para formato Facebook. Entonces, era muy emocionante trabajar las piezas, la curaduría de Wendy y Alejandro, cuyo ojo es exquisito en la elección de los grandes maestros de la plástica y de la pintura, remixeado en este take over y poniéndolo en diálogo con artistas muchos más contemporáneos, ¿no?; no quiero entrar en temas como de juventud o nada, pero que su práctica es actual, es decir, nuestros días. Y verlos a ambos, a los grandes de la pintura convivir en Instagram o en una exposición que existía meramente en este formato digital. Y otro ejemplo que es muy afortunado, también, es que en este tiempo de pandemia, pues decidimos abrir nuestras estanterías y trabajar, por ejemplo, una caja de exposición que teníamos resguardada, el proyecto que se presentó en el año 2002 en el laboratorio de las primeras exposiciones del museo, que fue el proyecto personal de Mona Hatoum, una exposición, una retrospectiva de esta artista neoyorquina, y lo que hicimos fue releer, hacer un unboxing de los documentos, y releer esos documentos. Entonces es muy interesante cómo, por ejemplo, nosotros que no estuvimos presentes en esa retrospectiva ahora mismo somos capaces de entender las dimensiones de ese proyecto, todas las personas involucradas, los cuidados de las obras y muchos elementos que, sin estar presentes, fuimos capaces de conocer a partir del ejercicio de releer esos índices. Y es mucho eso, ¿no?, así, muchas veces no tenemos el acceso directo a los documentos, pero tenemos esas huellas sutiles que nos dan mucha información, y que es en esencia como esta memoria viva y colectiva de la que hemos estado hablando.

[Habla Claudio Hernández]: Bueno, yo creo que, en general, la situación de la pandemia nos puso en una situación en donde se notó la vulnerabilidad de los medios, entonces, de toda la información de todo lo que se estaba produciendo. Entonces, ante la inaccesibilidad de las obras o de la información era muy importante tratar de despejar esta duda de cómo acceder a esta información o si valía la pena también acceder a esta información, o en qué estado también estaba esta información. Entonces, desde el punto de vista de la conservación, yo creo que fue una disyuntiva muy grande, entre que estábamos trabajando en una dinámica de preservar los objetos, producto de la actividad artística, los registros, pero bueno, ante la pandemia también sucedió que se produjo una mayor cantidad de materiales. Entonces yo creo que una de las preguntas con las que nos topamos fue precisamente, pues, que va a ser muy difícil conservar todo, entonces, pues, nosotros mismos tendríamos que ser el primer filtro ante esta vulnerabilidad, precisamente nosotros ser un filtro y entender que no todo puede ser preservado para el futuro, o de la mejor forma, o entender el contexto. Algo de todo esto, pues, finalmente, pues, muy desafortunadamente se va a perder. Entonces, a corto plazo yo pienso que nos puso en esta encrucijada de cómo iba a ser el acceso, la preservación; y a mediano plazo, pues, nos abre igual esta interrogante de si vale la pena, o qué es lo que realmente vale la pena de preservar. Entonces, yo creo que sí, la pandemia fue un momento importante de reflexión en cuanto a la producción y en cuanto al acceso y preservación de la información y de los archivos.

A raíz de la pandemia, yo creo que los cambios principales fueron también entender las formas de producción, digamos que los medios digitales se volvieron el medio más accesible, más recurrente, más recurrido. Pero tampoco esto quiere decir que sea el modo ideal, o la forma de preservar esta información. Hubo muchas actividades que estuvieron en línea, pero me acuerdo mucho de un programa de museos y hablaba sobre un museo en Australia. Hay mucha literatura también al respecto y yo creo que algo que se tiene que retomar y se vio que si funciona es este paralelismo, o tratar de acercarnos a la etnografía como una práctica de preservación, o sea, las tradiciones se han preservado a través de muchos años, tradiciones prehispánicas, coloniales, del México moderno, digamos que todo se ha podido preservar a través de una práctica, pues, oral, como el Día de Muertos, las ofrendas, otro tipo, a lo mejor, de celebraciones, pues que tienen que ver más con una tradición, con una oralidad, con pasar de generación a generación. Por ejemplo, esto de Australia tenía que ver con, estaban tratando de virtualizar las danzas autóctonas o locales, pues que tienen mucho tiempo. Entonces, pues, cómo el cuerpo también se vuelve un medio, hasta ahora, con muy buena recepción y, bueno, se ha visto a través de los años que funciona muy bien. Entonces, cómo esta corporalidad, esta oralidad, funciona para preservar. Entonces a mí se me quedó muy grabada esta parte de la etnografía, de la danza, de las tradiciones, que sí han sobrevivido a través de los tiempos, que también se han sobrepuesto, se han actualizado, o sea, no necesariamente tienen que ser iguales, cien por ciento o fidedignas, si ha habido algún cambio, pues, este cambio tiene que ver con cómo interpreta el cuerpo ahora, o la oralidad en este momento. Y yo creo que eso es muy válido, o sea, traer al presente o en el contexto actual o con los medios actuales o con las palabras actuales, recuperar o tratar de reproducir estas prácticas, pues, es precisamente darles esta salida, esta preservación.

Y, bueno, este caso mismo de Australia tiene que ver con, se sobrepone también a la desigualdad histórica que ha habido entre los pueblos originarios; entonces yo creo que ha sido una gran lección, aquí en México también hay otros ejemplos, ahora que se habla tanto de colonialismo y que muchos artistas están retomando, a lo mejor con un poco de vergüenza, sus orígenes, pero bueno, ahora retratando o reelaborando estos discursos, yo creo que sí estamos en otro momento histórico donde vale la pena mucho, pues, destacar por qué ha sido desigual o por qué ha habido desigualdades en algunos sentidos y yo creo que la pandemia, y más ahora, saliendo supuestamente de la pandemia, pues, nos pone en un momento de mucha reflexión, de qué funcionaba de las prácticas antes y cómo deberían aplicarse en este momento específico ahora, que estamos saliendo, o bueno, que hay una nueva normalidad.

La siguiente está un poquito larga, ¿cómo me recomiendas abordarla?

[Tania Aedo]: ¿Está larga tu respuesta?

[Claudio Hernández]: No, mira, dice: “La función social para este tipo de acervos, ¿por qué son importantes?, ¿por qué es importante la memoria en estas prácticas y su conservación?”. ¿Cómo me recomiendas acotarla o segmentarla?

[Tania Aedo]: Pues, sobre todo eso, la importancia para este público, al público que sobre todo son estudiantes de la UNAM, jóvenes ¿no?, ¿por qué esta memoria debería ser preservada? Y a mí me gustaría que nos comentaras también ¿a ti por qué te interesaron los nuevos medios y su conservación?, como algo ya más personal tuyo. Si quieres la dividimos en dos.

[Claudio Hernández]: Entonces sería mi interés por los nuevos medios y su preservación.

[Tania Aedo]: Y la importancia de su preservación. Si se te juntan también está bien.

[Claudio Hernández]: Bueno, yo creo que mi acercamiento a los nuevos medios, pues, se dio también por una inquietud personal por la producción artística. Creo que justo terminando la carrera de restauración que es, bueno, hasta ahora se había pensado como muy objetual; ahorita ya también se está pensando qué términos se tiene que, pues, no desmaterializar o justamente la pandemia puso en cuestionamiento cómo poder estudiar el objeto sin tener acceso al objeto. Entonces, yo creo que a mí me tocó en un momento de coyuntura muy importante en donde estaban, precisamente como estudiante a mí me llamó mucho la atención que había un boom, había un boom en la escena mexicana de creación de espacios, de artistas produciendo, pues, el Laboratorio Arte Alameda tenía muy poquito de su creación. A mí me llamó mucho la atención y, bueno, me siento muy afortunado de haber estado cercano a ese momento. Pues fue el primer lugar donde yo vi una instalación, entonces a mí me llamó mucho la atención, precisamente desde el punto de vista de cómo acceder, cómo entender este tipo de arte partiendo siempre desde, pues, en una formación como de restauración, de preservación de objetos, de bienes culturales, cómo acercarse a una obra que efectivamente, al acabar la jornada del museo, pues, apago un switch, se desaparece la proyección; digamos que no hay una materialidad propia como tal, o sea, la obra existe en cuanto el visitante está presente, en cuanto la obra está prendida. Entonces, yo le agradezco mucho a Príamo Lozada que me dejó, pues, acercarme al museo, tratar de entender. Yo ya, pues, con este interés sobre estas piezas, y ya después de ver el trabajo de los artistas que también me llamó mucho la atención, pues, plantearme como conservador, precisamente, cómo iba a ser el acceso de todas estas obras, pues, fue que pude vislumbrar que sería a través de la documentación, precisamente iban a transformarse, migrar, pero qué nos [se corta el audio], una charla, una impresión, una fotografía. Entonces yo creo que dentro de este museo yo pude acercarme, pues, tanto a la producción, entender un poco los artistas, los intereses, también un interés como de los espacios por abrirse a nuevas experiencias, nuevas formas de producción. Y yo creo que eso fue un reto para mí muy importante, ¿no?, también, dejar de pensar en un solo objeto y también tratar de migrar, de trascender un poco la obra material como tal. Entonces desde ahí partió mi interés por acercarme, primero a entender cómo era la producción de los nuevos medios, en esa época llamada así, ahora, bueno, vemos que también ya es un término rebasado. Bueno, el boom de los espacios. Y bueno, ya ahora desde un lugar más institucional también entender qué necesidades tiene una colección, un acervo, algo que necesita presentarse a futuros investigadores, a futuros estudiantes, a futuros artistas, entonces también cómo iban a poder ellos acercarse a estas obras, cómo se iba a estudiar los años 2000, los finales de los años 90 en términos de historia del arte, de preservación, de colecciones, de acervos, entonces yo creo que sí fue un momento muy particular; como todo en la vida cultural, pues, ha tenido un desarrollo. Ahora estamos viviendo un momento diferente, donde ya se puede hacer una lectura con una perspectiva de qué temas se tocaron, qué trascendió, por ejemplo qué retos tenemos ahora como profesionales, ahora también trabajando desde el lado de las instituciones, cómo seguir colaborando con los artistas. De hecho, tengo muy en la memoria de todo lo que pasó en Patrimonio en un bit, porque, pues, discutir con los curadores, con los artistas, con los profesores, con la gente más de preservación, pues nos puso en un lugar muy interesante de cómo abordar desde una práctica institucional, cómo poder tener las herramientas, la infraestructura para poder preservar y, como lo dije antes, o sea, que la gente, los estudiantes, los artistas jóvenes puedan acercarse a este momento. Entonces, yo todavía sigo esperando que muchas de estas obras que se crearon, digo, será paulatino, que se crearon a final de los 90 y principios de los 2000 con este boom, lleguen a colecciones. Todavía no llegamos a este paso, y yo mencionaba lo de Patrimonio en un bit porque tuvimos un taller con el asistente de uno de los artistas de medios digitales, y el nos hablaba como de esta corresponsabilidad que tendría el estudio del artista y el artista mismo con la institución para que estas obras puedan llegar a los acervos y puedan ser adquiridas, o sea, como que nos falta todavía un pasito más para el lugar donde estas obras sean plenamente aceptadas, no solo conceptualmente sino materialmente con la problemática de obsolescencia, de permanencia, de migración, etcétera, que puedan llegar a los recintos institucionales, que puedan formar parte de los acervos y que se pueda acercar a ellos para estudiar esta parte de la historia del arte y de la escena en México.

Semblanzas

Paola Gallardo

Es licenciada en Comunicación por la UAM y museógrafa por la ENCRyM - INAH.

Durante más de doce años ha estado involucrada en distintas áreas del ámbito museológico, tiempo en el cual ha desarrollado programas públicos, talleres y actividades paralelas para más de veinte exposiciones nacionales e internacionales entre las que se encuentran: Cinco variaciones de circunstancias fónicas y una pausa de Tania Candiani (Distinción honorífica en Ars Electronica, 2013), Possessing Nature, proyecto que representó a México en la 58 Bienal de Venecia (2015); Asombrosas criaturas del artista holandés Theo Jansen (2017) entre otras. Ha sido curadora residente en OBORO Montreal (2019).

 

Claudio Hernández H.

Cursó la licenciatura en conservación y restauración de bienes muebles por la ENCRyM- INAH (Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía). Es maestro en conservación de nuevos medios e información digital por la Academia de Arte de Stuttgart, Alemania. Desde 2009 está al frente del Laboratorio de Restauración del Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, UNAM. Su trabajo se centra en la documentación, investigación y conservación de arte contemporáneo. Ha realizado ponencias y organizado congresos nacionales e internacionales sobre conservación y recientemente preservación digital (Patrimonio en un BIT, 2021-2022). Desde 2011 imparte la asignatura "Gestión y conservación de colecciones" dentro de la maestría en Historia del Arte, en la especialidad de Estudios curatoriales, en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Prototipos para navegar

Esta serie de pódcasts acompaña al programa de formación “Prototipos para navegar un futuro contingente” que reúne a artistas, curadores, científicos y sabedores de distintas prácticas, frente a la pregunta ¿cuáles son las próximas contingencias que se vislumbran desde tu campo de conocimiento y qué crees que podemos hacer para mitigarlas/enfrentarlas?.

Tania Aedo

Tania Aedo

Anfitriona

Coordinadora de la
Cátedra Extraordinaria Max Aub

Especialista en Arte, Ciencia y Tecnología. Realizó la licenciatura en Educación Artística en la Escuela Superior de Arte de Yucatán y cursó estudios de Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Fue directora del Laboratorio Arte Alameda y del Centro Multimedia del Cenart. Ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y de la Fundación Rockefeller-Ford-Mc Arthur. Ha participado como ponente en foros internacionales: International Symposium on Electronic Arts (ISEA), RePerCuTe en la Universidad de California, Los Ángeles; y Artechmedia en Madrid, España. Ha colaborado en distintas publicaciones como Tekhné: Arte, pensamiento y tecnología (Conaculta, 2003). En 2010 formó parte del Programa de Alta Dirección en Museos. En la actualidad es la coordinadora de la Cátedra Max Aub. Transdisciplina en arte y tecnología de CulturaUNAM.

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