En 1998, en el Buenos Aires postdictadura, las jóvenes artistas y poetas Fernanda Laguna y Cecilia Pavón, decidieron crear un proyecto de autoedición libre de las grandes exigencias del mercado editorial. Imaginaron juntas una colección que pusiera por delante la diversión y el gozo, y que les permitiera escribir y publicar en el mismo día. Influenciadas por la literatura de cordel brasileña – que consiste en plaquetes escritos en verso, impresos de manera austera y vendidos a bajo costo – crearon Belleza y Felicidad. El sello se estrenaría con la publicación por entregas de El mendigo chupa pijas, una novela en formato fanzine de Pablo Pérez.
Un año después, Fernanda y Cecilia fundaron el espacio independiente Belleza y Felicidad en el barrio de Almagro, en Buenos Aires, en lo que originalmente era una farmacia.El nombre es un homenaje al artista cuir del under y el glam argentino Sergio de Loof, a quienes Fernanda y Cecilia llamaban el King of Beauty and Happiness.
Abierta como regalería y con una estética trash explosiva, la idea de abrir ByF surgió como una estrategia para combatir la ausencia de espacios independientes en el Buenos Aires de aquellos años. El objetivo era mostrar proyectos artísticos que respondieran a una pulsión de inmediatez que no tenía cabida en las instituciones. ByF no pretendía insertarse en el gran mercado del arte, y sus ideólogas buscaron crear un espacio-refugio en el cual todo pudiera suceder: donde artistas de su generación tuvieran la posibilidad de presentar proyectos sin los procesos burocráticos o intercambios mercantiles de museos y galerías. Fue así que en su salón, patio y sótano se presentaron exposiciones, lecturas, conciertos y performances de les artistas, escritores y curadores Gabriela Bejerman, Roberto Jacoby, Sergio de Loof y Jorge Gumier Maier, hoy referentes para toda una generación de una forma, no sólo de habitar, sino de crear mundos.
Belleza y Felicidad logró convertirse en un refugio para una comunidad cultural precarizada y sin horizonte; en un contagio cultural salvaje e irreverente entre la juventud cuir de los 90. El sello editorial buscó democratizar la edición al ofrecer títulos a bajo costo, tanto de autores nuevos como de poetas reconocidos. A la fecha, ByF cuenta con un catálogo de cientos de piezas.
Esta muestra reúne una selección de títulos de las distintas épocas de Belleza y Felicidad, así como un conjunto de memorabilia de lo que fue el espacio independiente, además de la sucursal que Fernanda abrió en Villa de Fiorito en el 2003. Nos interesa que este proyecto dialogue tanto con la efervescencia de editoriales independientes de la Ciudad de México, como con la colección de la fanzinoteca de este museo. Si bien el espacio como tal cerró en el 2008, el sello editorial ByF es un ejercicio en continuum; con pausas y reactivaciones propias a su naturaleza expansiva y desparpajada.
Abril Castro-Prieto