El reencantamiento del mundo. Siete intervenciones performáticas en el Centro Cultural Universitario
Hemos deseado este reencuentro por largo tiempo. Es momento de recuperar nuestro ser colectivo y transfigurar la vida a través del arte, reencantando lo cotidiano para colocarlo en el orden de lo bello y extraordinario. Este ciclo de intervenciones performáticas en el espacio público es una provocación para imaginar otros mundos posibles y crear piezas artísticas efímeras y profundamente significativas. El ciclo está compuesto de siete experiencias realizadas por participantes de los ciclos Acción/Aislamiento, serán compartidas y co-creadas con comunidades de espectadores y espectadoras específicas para quienes fueron diseñadas. Tendrá lugar en los espacios abiertos del Centro Cultural Universitario de la UNAM.
Dejemos un cementerio en donde crezcan las flores (Un monumento al hueco)
Performer: Paulina Treviño
Tiene diecisiete años de experiencia equivocándose en las artes escénicas. Ha hecho teatro, cine, televisión y doblaje buscando. Cuando era joven se vio reencantada por el arte, haciendo que el vacío que sentía en su vida tuviera un sentido. A partir de ese momento decidió que valía la pena luchar por sobrevivir a este mundo si la pelea podía llevarla a cabo sobre un escenario. No ha sabido concretamente lo que quiere, más bien tiene claro lo que no quiere y ha construido una mística en dejarse llevar. En el futuro quisiera ser más dueña de su discurso, pero también ha encontrado una enorme libertad creativa en ser una soldada rasa.
Sinopsis:
Yo no quiero volver a la normalidad, ni me interesa conocer cómo será la nueva. No sin antes haber asistido al funeral. La naturaleza nos develó la espalda y algo se nos murió. Personas desaparecieron, se nos perdió el rumbo y el espacio se quedó vacío. Ya teníamos muchos vacíos pero éste nos hizo enfrentarnos solxs a los que veníamos ignorando. Construyamos un monumento a los huecos. Al tuyo, al mío, a los nuestros. Un monumento a lo que ya estaba muerto y no habíamos enterrado y se quedó apestando en el cuarto donde vivimos encerrados un año y medio, a lo que perdimos, al espacio vacío que duele. Reencantemos el mundo, pero antes dejemos un cementerio en donde crezcan las flores.