UNAM

El arte de comer insectos

  • El arte de comer insectos
Artes Visuales
10octubre
2019
02febrero
2020
Antiguo Colegio de San Ildefonso, Patio de Pasantes
Justo Sierra 16, Centro Histórico, C.P. 06020 Ciudad de México

Horarios
Martes de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
Miércoles de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
Jueves de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
Viernes de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
Sábado de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
Domingo de 10:00 a.m. a 06:00 p.m.
A excepción de las fechas: 25/12/2019, 01/01/2020.
Precio
Admisión general: $50.00, Descuento a estudiantes y maestros: $25.00, Entrada libre a menores de 12 años Entrada libre, Entrada a Programa de Membresías del Museo Entrada libre, Domingo entrada libre Entrada libre, Entrada libre a Programa de Membresías del Museo Entrada libre, Entrada libre para personas de la tercera edad Entrada libre

50% estudiantes, maestros, UNAM, INAPAM, jubilados ISSSTE e IMSS. Sujeto a disponibilidad. Programación sujeta a cambios sin previo aviso.

Tipo de evento: Exposición

Sin los insectos la vida en la Tierra, tal como la conocemos, no sería posible: son indispensables para la polinización y reproducción de las plantas, sin las cuales gran parte de la diversidad biológica se extinguiría. Los insectos habitan el planeta desde hace 400 millones de años, durante este tiempo han sobrevivido, evolucionado y diversificado en alrededor de un millón de especies distintas: los hay herbívoros, carnívoros y carroñeros; que absorben, chupan, mastican y pican; que se arrastran, caminan y vuelan.

Gracias a su capacidad de adaptación, los insectos habitan prácticamente todos los ecosistemas del mundo y son un alimento del que se nutren otros insectos, algunas plantas, muchas aves, peces, reptiles, anfibios, mamíferos y el mismo ser humano.

 México es el país del mundo que tiene más insectos incorporados a su cocina, forman parte de la dieta tradicional de nuestro país desde épocas remotas. Existen más de 500 especies comestibles, entre los que destacan los chapulines, las hormigas chicatanas y las escamoleras, el ahuautle, los gusanos rojos y blancos del maguey, los jumiles y xahues, los toritos, los periquitos de aguacate, los frailecillos y la grana cochinilla, sin olvidar la gran aportación de las mieles que nos proveen las abejas. Sus diversas formas de preparación no han dejado de ser enriquecidas por el intercambio cultural desde tiempos prehispánicos y virreinales, creando así numerosos platillos que forman parte de la gran cocina mexicana, reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mejor conocida como la FAO, ha señalado a los insectos como una fuente importante de proteína, cuyo uso no tiene el enorme impacto negativo sobre el planeta que sí genera la ganadería; así que los insectos reaparecen en nuestro presente como un recurso sano, rico al paladar y cuyo aprovechamiento por los seres humanos resulta amigable con el medio ambiente.

Sin embargo, los insectos viven amenazados, como tantas otras especies, por el uso extensivo y desmesurado de herbicidas e insecticidas en las labores agrícolas, así como por la pérdida de territorios, la contaminación de los ecosistemas, el crecimiento de las ciudades, los monocultivos y la tala de los bosques. Frente a los retos que nos imponen el cambio climático y la contaminación de los ecosistemas la humanidad necesita modificar sus hábitos de producción y consumo de alimentos. Es por esto que, al examinar nuestros hábitos alimenticios y la historia de los insectos en la gastronomía mexicana, se hace evidente la necesidad de preguntarnos ¿Qué comemos y por qué lo comemos? ¿Cómo se cultivan y procesan? ¿De dónde vienen los ingredientes? ¿Cuál es su historia?

El cultivo y recolección de los insectos como alimento está profundamente ligado a los territorios y saberes tradicionales de los pueblos indígenas y campesinos de México, en muchas ocasiones los más comprometidos con la defensa de los recursos naturales de nuestro país y el continente, pero también los más amenazados por proyectos y megaproyectos no sustentables desde el punto de vista medioambiental e injustos desde la perspectiva de los derechos de los pueblos y las comunidades.

Con El arte de comer insectos, el Colegio de San Ildefonso coloca estas preguntas casi literalmente sobre la mesa. Lo hacemos a partir del diálogo entre los lenguajes del arte, la ciencia y la historia, con acervos entomológicos, arqueológicos y artísticos, haciendo simultáneamente uso del conocimiento biológico y de la perspectiva de la antropología. No es raro que este tema nos haya llevado a buscar en la obra de Francisco Toledo referentes plásticos, ni tampoco que el maestro correspondiera, como tantas veces, con generosidad, belleza y alegría. En el montaje de esta muestra nos sorprendió con su muerte: queda aquí algo de su mirada, de su amor al arte y a la cultura, de su activismo en favor del patrimonio de México y de la naturaleza.

Esta exposición que usted visita es el resultado de la colaboración de este recinto con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), así como con diversas instituciones públicas y privadas, sin cuyos acervos y apoyos esta muestra no podría haberse realizado.

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