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El MUAC presenta Tembló acá un delirio, exposición de Ana Gallardo

  • El MUAC presenta Tembló acá un delirio, exposición de Ana Gallardo
Artes Visuales
10agosto
2024
15diciembre
2024
MUAC, Sala 9. Planta Alta
Centro Cultural Universitario, CU, Insurgentes Sur 3000, Del. Coyoacán

56226972

Horarios
Miércoles de 11:00 a.m. a 06:00 p.m.
Jueves de 11:00 a.m. a 06:00 p.m.
Viernes de 11:00 a.m. a 06:00 p.m.
Sábado de 11:00 a.m. a 06:00 p.m.
Domingo de 11:00 a.m. a 06:00 p.m.
Precio
General: $40.00

50% estudiantes, maestros, UNAM, INAPAM, jubilados ISSSTE e IMSS. Sujeto a disponibilidad. Programación sujeta a cambios sin previo aviso.

Tipo de evento: Exposición

La obra de Ana Gallardo (Rosario, Argentina, 1958) parte de la necesidad de hacer del duelo un proceso público desde una perspectiva que pone en el centro la herida abierta de la violencia contra las mujeres. Lejos de ocupar el lugar de la víctima, Gallardo pone en escena un deseo de revancha personal y colectiva que se funda en la posibilidad de activar los materiales del duelo desde una práctica artística que repara y habilita devenires. 

A partir del 10 de agosto, el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC, UNAM) presenta la exposición Tembló acá un delirio. La dimensión autobiográfica de este recorrido por veinte años de producción se materializa en un conjunto de obras atravesadas por testimonios orales, confesiones y relatos escritos a varias manos con los que Ana Gallardo se pregunta cómo y con quién aprender a vivir y envejecer de otro modo, mientras procura hacer realidad los sueños de las mujeres que desafían los mandatos de la reproducción social capitalista.

Tembló acá un delirio, exposición curada por Alfredo Aracil y Violeta Janeiro en colaboración con Alejandra Labastida, no se presenta como una retrospectiva, más bien propone una deriva de muchas posibles, una bitácora de los rodeos de Ana Gallardo por el sur global y sus geografías de violencia necropolítica y extractivista.

En el centro, la herida abierta de la violencia contra las mujeres 

Desde finales de los años 1990, cuando la globalización operó un marco de precariedad y feminización del trabajo que trasciende el ámbito de lo doméstico y los cuidados, la obra de Ana Gallardo viene problematizando la privatización de los sentimientos y las relaciones sociales desde una perspectiva que pone en el centro la herida abierta de la violencia contra las mujeres. 

Al respecto, los curadores comentan que lejos de ocupar el lugar de la víctima, lo que Ana Gallardo busca es poner en escena un deseo de revancha personal y colectiva: “Resultado del rechazo a la muerte como técnica represiva, su resentimiento se orienta a la capacidad de hacer mundo y construir otros vínculos con lo vivo; muy distinto, por lo tanto, al rencor de las políticas de odio de quienes sienten haber perdido sus privilegios, los dueños del terror y el olvido, aquellos que amenazan con desaparecer los cuerpos y las vivencias de las madres, hijas y abuelas incapaces de adecuarse a las axiomáticas coloniales y patriarcales”.

Del lugar de la artista dentro de esta pedagogía de la crueldad asoma la experiencia de lo común. Lo que empuja a Ana Gallardo a no cesar en su voluntad de crear —poniéndose en juego mientras se pregunta cómo y con quién aprender a vivir de otro modo— es la posibilidad de hacer algo con los materiales del duelo desde una práctica artística que, si bien no cura, sí repara y habilita devenires; pero también, y sobre todo, hacer del duelo un proceso público, apelar al recuerdo y darle materia a lo ausente, volverlo activo, teniendo presentes a las que mueren antes de tiempo en dolor y agonía, mientras procura hacer realidad los sueños de otras mujeres que, aún con vida, son castigadas por desafiar los mandatos de la reproducción social capitalista. 

De espaldas a las estrategias identitarias que celebran el sufrimiento como la verdad de cada sujeto individual, en este recorrido por veinte años de producción, sobresalen el impulso vital y el inconformismo incluso consigo misma. El compromiso con una lucha que, forjada en la solidaridad con aquellas distintas pero iguales, se materializa en un conjunto de obras atravesadas por testimonios orales, confesiones, relatos escritos a varias manos y escenas de un hacer que confunde lo propio con lo ajeno.

“La dimensión autobiográfica de la exposición no se encierra en el teatro del yo, sino que expone los límites de toda experiencia subjetiva. Que la práctica artística se conciba como tecnología de autoconocimiento y apoyo mutuo, gracias a la participación de un elenco de voces que, como en Antígona de Sófocles, forman una familia por fuera de los lazos sanguíneos, contribuye a crear una zona de continuidad donde la crítica de la subyugación —por motivos de raza, sexo, edad y clase, así como otras formas de represión—, como un terremoto, tiene su réplica en la defensa de los territorios. Los traumas de las montañas y los huesos perdidos en la selva no son distintos de los nuestros. La tierra es materia de la memoria”, concluyen los curadores.

La exposición Tembló acá un delirio estará en exhibición en la Sala 9 del MUAC del 10 de agosto al 15 de diciembre de 2024.

 

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